Una vez más, el crimen dejó su rastro en el país. Motines, extorsiones, enfrentamientos, desapariciones y ataques directos perpetrados por diferentes grupos delictivos definieron el transcurrir del año, que sumó 427 masacres, indica la organización Causa en Común.
El 1 de enero se registró un motín en el Cereso 3 de Ciudad Juárez. El saldo fue de 17 muertos, 10 de ellos custodios, y 30 reos fugados. El motín fue orquestado por Ernesto Alfredo Piñón de la Cruz, El Neto, líder de la banda Los Mexicles, quien murió días después en un enfrentamiento con fuerzas de seguridad.
Guanajuato fue una de las entidades más violentas, especialmente para los jóvenes. En tan sólo dos hechos ocurridos en diciembre, 17 fueron asesinados. El 4 de diciembre fueron encontrados los cuerpos de seis jóvenes, cinco de ellos estudiantes de medicina. La madrugada del 17 de diciembre, en Salvatierra, individuos armados abrieron fuego en una posada. Once hombres y mujeres, entre 16 y 35 años, murieron y 14 más resultaron con heridas.
La madrugada del 24 de septiembre, siete adolescentes de entre 14 y 18 años fueron privados de la libertad por un grupo de hombres armados en el rancho El Potrerito, comunidad de Malpaso, municipio de Villanueva. Cuatro días después fueron encontrados los cuerpos de seis de los jóvenes y un sobreviviente.
A lo largo del año, la frontera de Chiapas fue blanco de enfrentamientos entre los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, que se disputan la plaza. La violencia en la zona, principalmente en Frontera Comalapa, llevó a que más de 3 mil personas de comunidades como El Lajerío huyeran de sus hogares.
En San Miguel El Grande, en la región Mixteca de Oaxaca, la disputa por territorio y un bosque provocó que más de 150 personas de la comunidad de Lázaro Cárdenas se vieran obligadas a dejar sus hogares, luego de que sus vecinos de Llano de Guadalupe incendiaran sus viviendas y vehículos.
Entre julio y agosto, en Chilpancingo se desató la violencia contra las unidades de transporte público; nueve fueron incendiadas y 18 choferes fueron asesinados. El 10 de julio, más de 2 mil 500 habitantes de municipios controlados por Los Ardillos tomaron la ciudad, que se paralizó por dos días.
La noche del 11 de julio, policías municipales y de la fiscalía estatal atendían en Tlajomulco un reporte sobre una fosa clandestina cuando estallaron artefactos explosivos. En el lugar murieron seis personas, cuatro de ellas policías, y 15 más resultaron heridas. Las autoridades señalaron el hecho como una emboscada.
Decenas de paquetes con trozos de restos humanos fueron encontrados dentro de congeladores en una casa de seguridad en Poza Rica, el 13 de agosto. Oficialmente, las autoridades indicaron que los cuerpos pertenecían a 18 personas y que se detuvo a 16 presuntamente vinculados con los hechos.
El 6 de junio en la comunidad de Santa Anita, en el municipio de Guachochi, en la Sierra Tarahumara, se registró un ataque en el que el objetivo fue la iglesia del lugar, que recibió 700 disparos. Los agresores también mataron a un hombre, quien fue encontrado afuera del templo, e incendiaron varios vehículos.
Entre el 20 y el 22 de mayo desaparecieron en la Zona Metropolitana de Guadalajara ocho jóvenes que trabajaban en un call center de Zapopan. El 31 de mayo fueron localizados los cuerpos mutilados de todos en una barranca de la colonia Mirador Escondido, en el mismo municipio.