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estados@eluniversal.com.mx
Juchitán.— Adrián no oculta su emoción, su sexta hija nació en tierras mexicanas. Sentado en la sala de espera de la clínica privada Juquilita, de Juchitán, recibe mil pesos de apoyo que una de sus hijas mayores que radica en Saltillo, Coahuila, le envió. Con eso espera solventar algunos gastos de la recién nacida, porque de la atención médica se encarga una organización internacional.
La bebé nació a las 13:50 horas del 31 de octubre, en este pueblo del Ist-mo oaxaqueño que abrió sus puertas el 28 de octubre para recibir a los más de 5 mil migrantes centroamericanos, que integran la primera caravana, que entró a territorio mexicano el pasado 19 de octubre.
Es la primera niña que nace en la caravana, cuyos padres, Adrián Vásquez Vásquez y Olga Suyapa, son de origen guatemalteco.
La atención médica en la clínica privada fue cubierta por la organización Alianza ACT Acción Conjunta de Iglesias con sede en Ginebra, que venía monitoreando el embarazo de la guatemalteca y además mantiene un campamento de atención médica para los migrantes en todo el recorrido. De acuerdo con datos de los Servicios de Salud y la Dirección de Protección Civil Municipal, en la caravana que descansa en Juchitán están monitoreadas al menos 18 mujeres embarazadas.
El pasado martes, los integrantes de la caravana solicitaron al gobierno federal, a la sociedad civil, sindicatos y empresas de transporte que les facilitaran unidades para acelerar su travesía hacia la Ciudad de México, por la ruta de Veracruz.
Ayer, les fue negado el servicio de autobuses y los centroamericanos decidieron que este jueves, a las tres de la mañana, reanudarán su caminata, ahora rumbo a la ciudad de Oaxaca, a 275.8 kilómetros.
Segundo y tercer grupos. Con los pies ampollados y el rostro tostado, tras caminar más de 10 horas —unos 37 kilómetros—, los integrantes de la segunda caravana de migrantes arribaron a Huixtla, Chiapas, donde descansarán para reanudar la caminata el próximo viernes.
Este contingente llegó a Tapachula el pasado lunes, tras caminar unos 36 kilómetros bajo temperaturas de hasta 38 grados.
Tras descansar unas horas, reanudaron su caminata a las tres de la mañana del martes, escoltados por policías estatales.
A diferencia de la primera caravana, en la que los pobladores salieron a brindarles agua, comida y ropa, ahora no tuvieron apoyo.
Mientras, más de 400 ciudadanos salvadoreños del tercer contingente —que el pasado martes aceptaron ingresar a territorio mexicano de manera legal— permanecen en un albergue de Tapachula, donde han sido atendidos por las autoridades migratorias.