El año que está por terminar se tiñó de rojo, pues de enero a octubre se registraron 433 masacres , en las que hubo al menos tres personas muertas en cada caso, de acuerdo con el reporte de la organización Causa en Común.
Según su informe Atrocidades y eventos de alto impacto registrados en medios periodísticos, los estados donde más masacres se presentaron durante ese periodo fueron Guanajuato, con 53; Michoacán, con 51; Zacatecas, con 41; Chihuahua, con 29, y el Estado de México, con 27 casos.
Le siguen Guerrero, con 25; Baja California, con 24; Veracruz, con 21; Oaxaca, con 20, y Jalisco con 18 casos.
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El crimen con más víctimas en un mismo evento, que marcó 2022, ocurrió el pasado 5 de octubre, en San Miguel Totolapan, en la Tierra Caliente de Guerrero, donde el alcalde perredista Conrado Mendoza Almeda, su padre y expresidente municipal Juan Mendoza Acosta, y funcionarios del ayuntamiento fueron asesinados por un comando en un autolavado; en total 21 personas.
Presuntamente, se encontraban reunidos para organizar la reactivación del Movimiento por la Paz, un grupo de autodefensa que fundaron en 2016, pero un centenar de hombres armados los sorprendieron y acribillaron, además de que otro grupo disparó contra la fachada del ayuntamiento hasta que se cansó. Ahí murieron otras dos personas.
De acuerdo con la Fiscalía General del Estado (FGE), la emboscada fue organizada y perpetrada por el líder de la organización criminal La Familia Michoacana, Alfredo Hurtado, alias El Fresa.
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Recientemente, en el municipio de Coyuca de Catalán, en Tierra Caliente, el pasado 10 de diciembre irrumpieron unas 50 camionetas con hombres armados, quienes convocaron a pobladores en el patio de la escuela Ignacio Zaragoza y asesinaron a siete personas, entre ellos, un menor de 11 años de edad.
En Michoacán, resultado de la escisión del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el 27 de febrero, en San José de Gracia, municipio de Marcos Castellanos, un grupo armado arribó a la localidad, sacó de un velorio a por lo menos una veintena de asistentes y los asesinó a tiros.
Los cuerpos nunca aparecieron. El lugar fue limpiado por gente armada y sólo la Fiscalía de Michoacán reconoció el hallazgo de 11 diferentes perfiles genéticos en el lugar.
Un mes después, el 28 de marzo, un grupo armado perpetró un ataque en un palenque clandestino en la localidad de Las Tinajas, con un saldo de 20 víctimas (17 hombres y tres mujeres). Según autoridades fue resultado de la disputa entre el CJNG y La Familia Michoacana.
Violencia extrema
En Zacatecas, el año inició con una escena dantesca. El 6 de enero fueron hallados 10 cuerpos (ocho hombres y dos mujeres) dentro de una camioneta abandonada a un costado del árbol de Navidad, en la explanada Plaza de Armas, frente al Palacio de Gobierno.
Un mes después, el 5 de febrero, ocurrieron dos eventos que marcaron la crueldad extrema: en el primero, a lo largo de dos calles principales de la comunidad Pardillo III, en el municipio de Fresnillo, fueron tirados 10 cuerpos envueltos en cobijas y sellados con cinta canela.
Ese mismo día, las autoridades encontraron otros seis cuerpos suspendidos sobre los barandales de lo que parecía ser la entrada de una bodega, en el municipio de Pánfilo Natera.
Una masacre que consternó a la ciudadanía ocurrió el sábado 12 de febrero, cuando un grupo armado levantó afuera de un centro nocturno de la capital a cinco jóvenes (tres hombres y dos mujeres), originarios del municipio de Francisco R. Murguía, mejor conocido como Nieves.
Los cuerpos de cuatro de ellos fueron encontrados un día después en la caja de una camioneta, en Genaro Codina, pero el cuerpo de una de las chicas, Valeria, fue encontrado una semana después en un domicilio en la capital.
Sin embargo, las masacres también han alcanzado a las autoridades, pues el 28 de septiembre, seis policías municipales fueron acribillados cuando se ejercitaban en una Unidad Deportiva en el municipio de Calera.
Ola sanguinaria
En Guanajuato, los crímenes extremadamente violentos se han vuelto comunes, pues ocurren en cualquier hora y lugar.
Jessica Vega Zayas, investigadora en Seguridad Pública de la Universidad de Guanajuato, señaló que en la entidad se vive una situación “explosiva”.
Los agresores irrumpen en viviendas, fiestas, bares, restaurantes, centros de rehabilitación y hasta en velorios en 17 municipios del Corredor Industrial y del sur del estado. El 70% de las masacres se concentraron en Celaya, Irapuato, León, San Francisco del Rincón, Tarimoro, Silao y Salamanca.
Los ataques, afirmó la experta, son parte de la guerra de cárteles que genera horror con conductas más violentas como estrategia para sostener el control de las plazas. En esa dinámica mataron a familias completas, bebés, mujeres, clientes y empleados de centros de diversión.
Señaló que tras la pandemia llegó una segunda oleada mucho más sanguinaria, por la lucha de los cárteles, el aumento de las adicciones, la recuperación interna del Cártel Santa Rosa de Lima (CSRL), la falta de estrategias de seguridad y de coordinación del estado y la Federación.
Sin temor a la Iglesia
El pasado 20 de junio, en la comunidad de Cerocahui, municipio de Urique, Chihuahua, dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas fueron asesinados dentro de la iglesia San Francisco Javier.
De acuerdo con la fiscalía estatal, todo comenzó con una discusión en un partido de beisbol que tuvo el guía de turistas Pedro Palma con José Noriel Portillo Gil alias El Chueco, presunto operador de Los Salazar en la Sierra Tarahumara.
Palma huyó y se resguardó en el templo católico. Al tratar de defenderlo, los sacerdotes jesuitas Joaquín Mora y Javier Campos, junto al guía de turistas fueron asesinados por Portillo Gil.
Los cuerpos de las tres personas, así como dos jóvenes beisbolistas que fueron levantados, desaparecieron. Días después se localizaron en la zona conocida como Pitorreal los cadáveres de los dos sacerdotes y el guía. Una semana después fueron localizados los dos hermanos beisbolistas; sólo uno de ellos seguía vivo. Hasta noviembre se tenía a 31 personas detenidas por los hechos, pero Portillo Gil sigue prófugo.
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