Zacatecas, Zac.- Antes eran invisibles y poco valorados en los hospitales, pero en esta pandemia los trabajadores de limpieza e higiene se han vuelto una prioridad, principalmente los que pertenecen al área de Residuos Peligrosos, Biológico-Infecciosos (RPBI), conocidos como el personal de la Ruta Roja.
Zacatecas atraviesa ahora por su mayor pico de contagio de Covid-19 y esta situación comienza a reflejarse en las áreas del Hospital General de Zona 1 (HGZ1), del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde el ejército blanco —por el color del traje especial que utiliza— atiende la emergencia sanitaria.
Parte de ese equipo son los integrantes de la Ruta Roja, quienes se encargan exclusivamente de sacar los desechos que se utilizan para atender a los pacientes de coronavirus, lo cual hacen por medio de un estricto protocolo y un camino especial marcado con una línea roja que debe estar libre a su paso.
Los recorridos de este personal con los contenedores de material usado inician en el área de pacientes y no deben pasar por la sala de espera o en horarios de comida, ya que trasladan residuos nocivos para la salud; además cuentan con un elevador exclusivo.
Estos desechos provienen de las salas de urgencia, quirófano, tococirugía, banco de sangre y laboratorios, por lo que su manejo es especial y son depositados en un almacén temporal —con capacidad para 30 o 40 botes—, donde no deben permanecer más de siete días.
Uno de los integrantes de la Ruta Roja del hospital del IMSS es Lenin Mejía Martínez, quien inicia su jornada de trabajo a las 7:00 horas con el personal administrativo, para su pase de lista y recibir insumos. Después va al vestidor a ponerse el uniforme quirúrgico para iniciar sus recorridos por las tres rutas del hospital y el área Covid.
Sin embargo, para esta última zona debe reforzar su protección con un kit adicional de zapato institucional, bata, overol impermeable, gorro quirúrgico, goggles, cubrebocas N95, dos guantes de cirugía y unos de nitrito color rojo.
Lenin comenta que su recorrido dura aproximadamente una hora, durante el cual no debe detenerse ni platicar con nadie.
Cuenta que, por desconocimiento, ha habido personas que quieren usar el ascensor exclusivo para ellos, pero en cuanto lo ven con su vestimenta especial entienden que por seguridad deben alejarse.
El trabajador, de 32 años, relata que ha visto cómo ha aumentado el volumen de desechos, ya que al principio entregaba 450 kilos semanales a los camiones recolectores, y ahora rebasa la tonelada. “Creo que estamos en lo más fuerte [de la pandemia] y claro que tengo temor de contagiarme, pero estoy consciente de mi trabajo.
“Sé que hacerlo bien es protegernos, a nuestras familias y a toda la gente, tanto en el interior como en el exterior del hospital. Me gusta lo que hago y siento que contribuyo en algo para contrarrestar la pandemia”, afirma con orgullo.
Cuando termina su jornada, Lenin se quita todo su equipo y lo desecha. De inmediato se va a bañar para no llevar la enfermedad a los suyos. Incluso, al llegar a su casa se vuelve a cambiar y a desinfectar, ya que en su hogar viven personas de la tercera edad.
“He dejado de abrazar y besar a toda mi familia; ellos comprenden mi trabajo y saben que esa es la nueva forma de demostrarles que los quiero”, reconoce.
El trabajador recalca que en esta emergencia todo el personal de salud es importante, pues si bien los médicos y las enfermeras son la primera línea con los pacientes, los RPBI enfrentan muy alto riesgo, pues manipulan material con fluidos potencialmente contagiosos.
Eduardo Puch Ceballos, director General del HGZ1, asegura que desde el IMSS Zacatecas se replanteó un cambio de infraestructura y reconversión hospitalaria en la que el área de limpieza e higiene tomó relevancia, puesto que se optó por separar a los trabajadores que se encargan de la bolsa verde (basura común) y la bolsa roja (del RPBI que recogen empresas especializadas), para la cual se destinó a ocho personas que laboran en cuatro turnos, entre los que está Lenin.