Ciudad Juárez.— A dos años del inicio del confinamiento por la pandemia de , la vida de muchas personas cambió de manera radical. Para Adriana Pérez, de 44 años de edad, el cambio fue positivo. En los últimos dos años pudo descubrir su pasión: la docencia.

Aun cuando es ingeniera industrial y de sistemas por la Universidad Interamericana del Norte, desde agosto de 2021 se integró de manera oficial como maestra de inglés en el Colegio Kawabata, de Ciudad Juárez, Chihuahua.

“Uno encuentra la pasión... se aprende mucho de los niños. Como adultos tenemos muchísimo que aprender. Es un gimnasio sicológico, porque aquí ponemos en práctica la paciencia, la tolerancia, la comprensión en este nivel de kinder”, expresó la maestra desde su salón de clases.

También lee: 

Adriana relató a EL UNIVERSAL que vivió durante varios años en Estados Unidos, donde trabajó en un asilo y en un restaurante. A finales de 2019 regresó a vivir a Ciudad Juárez, por lo cual la pandemia la pasó encerrada en su casa.

Fue ahí donde descubrió que su verdadera vocación no era la ingeniería, sino la docencia.

“Me tocó llegar a Juárez en el encierro en 2020 y parte de 2021, hasta que en agosto del año pasado me incorporé al ciclo escolar. Yo estoy como pez en el agua. La pandemia y estar en quietud te permite mucho autoconocimiento y autoobservación. Le das valor a lo que realmente es importante en tu vida a nivel personal, encontrar tu pasión y tener el valor de seguir lo que realmente quieres aportar a la sociedad”, comentó.

Aseguró que en su interior siempre supo que algún día sería docente porque tiene una conexión especial con los niños.

“La inquietud y la conexión con los niños siempre la he tenido. Aquí ya de manera formal se da la oportunidad de trabajar en Colegio Kawabata, en el área de inglés y yo encantada de conectar con los niños”, resaltó.

Durante 2021 Adriana llevó el inicio clases y su primer grupo en el sistema híbrido y es apenas en este 2022 cuando los alumnos regresaron a las aulas, al igual que ella.

“La interacción no la podemos cambiar, pero también se aprende de manera virtual, porque es otro método donde los niños aprenden otro tipo de ambiente y, obviamente, aquí la socialización, que es a lo que venimos, porque es el contacto más cercano y es lo que nos hace falta como seres humanos”, señaló.

La docente asegura que al regresar a las aulas, los alumnos han mostrado felicidad de convivir con sus compañeros.

También lee: 

“Lo que estoy identificando es que están felices de regresar. Están interactuando con otros compañeros, con las maestras, pero también yo creo que el reto que encontramos es el ruido social, porque después de haber venido de un encierro muy prolongado yo creo que hasta como adultos tenemos que volver a adaptarnos al sonido social, al ruido, porque no es lo mismo trabajar en casa que venir aquí. Ese es el reto, que poco a poco nos vayamos adorando”, dijo.