Morelos es un estado que en el aspecto social y económico se caracteriza por los altos niveles de desigualdad y pobreza que afectan a la mayor parte de la población. El estudio Medición de Pobreza 2020, que elaboró el Coneval, reporta que Morelos se encuentra en el octavo lugar de los estados que porcentualmente concentran la mayor cantidad de pobreza en México, ubicándolo por encima de la media nacional en este indicador de desigualdad social.
El estudio elaborado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) revela que en Morelos un millón 647 mil personas, que representan 83.7% de sus habitantes, se encuentran inmersas en condiciones de pobreza, pobreza extrema y expuestas a condiciones de vulnerabilidad por carencias sociales y falta de ingresos. Este estudio, el cual realiza un comparativo de la pobreza entre el año 2018 y 2020, constata que en 2018 el porcentaje de morelenses en condición de carencia en el acceso a los servicios de salud representaba 16.8% de la población, y en el año 2020 ascendió a 31.8% de la población. Colocando a Morelos en el quinto lugar a nivel nacional en este indicador.
En cuanto a la población que obtiene ingresos por debajo de la línea de pobreza extrema, es decir, lo más pobres entre los pobres de Morelos, en 2018 representó 14.7% de la población, y para 2020 registró un aumento, representando 20.1% de los morelenses.
Este análisis elaborado por el Coneval, un organismo facultado por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, documenta con claridad el alto nivel de desigualdad social que afecta a las familias morelenses, tanto del campo y la ciudad, repercutiendo con un mayor énfasis en las zonas rurales e indígenas.
Lo anterior tiene una relación causal con los nulos resultados en políticas para el desarrollo que promovió el exgobernador de Morelos Graco Ramírez Garrido, situación que se recrudeció en el año 2020 debido a los impactos negativos de la pandemia.
Ante este panorama, en los años 2020 y 2021 el gobierno de Morelos, encabezado por el gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo, implementó el Plan Estatal de Reactivación Económica, a fin de enfrentar este difícil escenario económico. Resultado de este plan, el Inegi reporta que el estado de Morelos, junto con los estados de Tabasco, Hidalgo, México, Durango y Tlaxcala, registraron los incrementos más significativos en términos reales en su producción industrial en el año 2021.
El Inegi también reporta que en el año 2021 Morelos se ubicó entre los estados que lograron un destacado ascenso en el sector minero, en la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final, así como en el sector de la construcción. Aunque Morelos no ha logrado recuperar los niveles de actividad económica previos a la pandemia, al igual que la mayoría de los estados del país, los datos mostrados de actividad económica del año 2021 de la entidad morelense nos permiten visualizar que el ciclo económico que experimentó en ese año se estableció en un sentido de crecimiento.
En este contexto, el economista Rafael Tamayo, Premio Nacional de Economía Juan F. Noyola en 2006, otorgado por el Colegio Nacional de Economistas A. C., en entrevista mencionó que “para lograr un crecimiento sostenido a mediano y largo plazo, que le permita al estado de Morelos primero alcanzar el nivel de desarrollo económico previo al 2020 y luego continuar en ruta ascendente, es necesario atraer inversión privada, tanto en actividades económicas que son predominantes en el estado, como también en nuevas actividades de alto potencial”.
En este sentido, Rafael Tamayo señaló que “el proyecto minero de la empresa Esperanza Silver de México permitiría al estado de Morelos incursionar en la minería de oro y plata, una actividad productiva que, si es acompañada de una buena gestión del impacto medioambiental, tiene el potencial para convertirse en detonante del desarrollo regional, en este caso del municipio de Temixco, Morelos, y en particular de la comunidad rural de San Agustín Tetlama, lugar en donde Esperanza Silver de México ha planteado la posibilidad de instalar una mina para la extracción y beneficio de oro y plata”.
La minería de oro y plata “es una actividad que tiene la capacidad de generar un impacto económico positivo muy importante a nivel local a través de la generación directa de empleo e ingreso, pero también del empleo e ingreso que se genera a partir de la creación de redes de proveeduría local; además, el ingreso de los nuevos empleos se reflejará en un aumento del consumo de distintos bienes y servicios locales”, explicó el economista Rafael Tamayo.
También se debe considerar que “ya es práctica común que las compañías mineras de oro y plata globales inviertan en la construcción y operación de instalaciones de servicios sociales, en obras de infraestructura urbana o en programas de capacitación, en las comunidades más próximas al desarrollo minero”, señaló Rafael Tamayo.
Por su parte, el biólogo Ricardo Sierra Oteiza, vocero de Esperanza Silver de México, sostuvo que el proyecto minero Esperanza “tiene su fundamento en un Modelo de Minería Social y Ambientalmente Responsable, incorpora las recomendaciones de buenas prácticas establecidas por el gobierno federal, se encuentra alineado al Plan Nacional de Desarrollo y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la ONU y tiene el potencial de convertirse en un aliado estratégico en la reactivación económica del estado de Morelos”.
En la actualidad, la empresa Esperanza Silver de México se encuentra realizando los estudios científicos y técnicos necesarios para integrar y, en su momento, presentar ante las autoridades competentes la Manifestación de Impacto Ambiental.