Cuautla.— La pandemia de Covid los puso contra las cuerdas y estuvieron a punto de bajar, pero los empresarios de la firma La Micho acordaron hacer un último esfuerzo. Iniciaron el 2023 con ventas regulares y una ligera alza durante Semana Santa, pero las dos últimas semanas los sorprendieron con ventas jamás registradas.
Sus números arrojan incrementos de hasta 300% en aguas frescas, paletas y helados y sus sucursales llaman por la tarde para pedir más cubetas de agua, porque los consumidores acuden más en la noche, cuando la intensidad del sol ha cesado.
Cuautla es el segundo municipio en importancia de Morelos y está considerado como sitio de gran afluencia turística por sus cinco grandes balnearios, cobijados por sus dos tipos de clima que lo hacen atractivo para pasar excelentes fines de semana.
Una mínima parte de su territorio, 2.06%, tiene clima semicálido subhúmedo y el resto de la superficie es cálido subhúmedo, lo que favorece a las empresas con giro de venta de aguas, paletas y helados.
“Ahora tenemos una excelente temporada de ventas, porque el municipio registra temperaturas de hasta 40 grados”, dice Ibiza Gómez Alpizar, empresaria de la firma La Micho cuya tradición se remonta a 1980.
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Esta ola de calor, cuenta, modificó la preferencia que tenían los consumidores por las aguas elaboradas a base de crema, como la de fresa y frutas mixtas, pero con este clima los clientes buscan algo más fresco y ahora lo que más compran son aguas de limón, limón con chía y jamaica.
La apuesta por mantener viva la tradición después de la pandemia consideró un nuevo establecimiento en un punto alejado de las grandes concentraciones, y gracias a la ola de calor el negocio comienza a tener presencia entre los consumidores.
“En el comercio más reciente se vendían 60 litros de agua al día y con esta temporada de calor se vende el triple. Si antes pedía una cubeta de agua de limón para todo el día ahorita pido una en la mañana y me llega otra en la tarde, porque se me acaba.
“Antes se terminaba en el transcurso del día y ahora vemos clientes que se llevan 10 litros de agua para su casa, y antes compraban tres. Tal vez en la noche les da más sed, pero no sé qué está pasando”, dice Ibiza en tono desconcertado, pero feliz por los números que arroja su negocio.
Ibiza cuenta que las jornadas regulares eran de vender agua durante el día y por la noche los clientes acudían por helado o nieve, y siempre había el temor de quedarse con agua, pero ahora todo cambió porque incluso al cierre de sus negocios llegan clientes por agua.
Ibiza celebra la recuperación económica con esta ola de calor, pero recuerda con pesar cuando la pandemia casi los orilló a cerrar los negocios por la ausencia de ventas. En ese tiempo perdieron puntos de venta como en hoteles pequeños y expendios, pero ya comienzan a buscarlos nuevamente.
“En nuestro caso sentíamos que la crisis provocada por la pandemia nos estaba golpeando con severidad porque en temporada alta no vendíamos lo suficiente, casi nada, pero con la conclusión del coronavirus la economía se reactivó, los clientes regresaron nuevamente, aunque definitivamente este periodo de calor aceleró la recuperación económica”, puntualiza.
La familia de su esposo, poseedores de la fórmula para elaborar los productos de hielo, también ha sido beneficiada y sus ventas son tan exitosas que se quedan con los refrigeradores vacíos.
Los negocios de este giro, cuenta Ibiza, enfrentan desabasto de hielo, su materia prima para elaborar frappés, aguas y otros productos, porque la fábrica tiene una sobredemanda y no alcanza a abastecer a los comercios de aguas, carnicerías, comercios de venta de pescado, algunas verdulerías, entre otros, cuyos negocios exigen mantener sus productos congelados o por lo menos cubiertos con hielo para evitar su descomposición.
“Hay una fábrica que nos abastece con 300 bolsas de hielo a la semana para elaborar frappés, aguas y otros productos, pero el fin de semana pedimos 100 bolsas y se acabaron en un día, y queríamos comprar más y la fábrica de hielo nos dijo que ya no tenían, que estaban parados, que no tenían producción”, refiere Ibiza.
En la Ciudad Industrial del Valle de Cuernavaca (Civac) se encuentra la fábrica de hielo que abastece a municipios de la zona oriente y el centro de Morelos, así como Toluca, Estado de México y algunos municipios del estado de Guerrero. Ahí venden hielo en barras de 150 kilos, bolsas de hielo en cubos y hielo triturado para raspados y frappés.
Uno de los empleados comentó que las últimas dos semanas han sido de duras jornadas para elaborar hielo por la demanda creciente del producto, porque de vender 700 barras al día ahora entregan hasta mil 400 bloques. Hay ocasiones, agregó, que los clientes deben esperar al enfriado de las máquinas porque se corre el riesgo de que se desajusten por tanto trabajo.
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