Uruapan.— Los brigadistas se alistan con sus overoles, botas, casco, máscara contra humo, azadones, trinches de acero y mangueras de alta presión con los que enfrentan esa batalla.
Las jornadas para los hombres y mujeres inician a las 5:00 de la mañana y no tienen fin. Todos arrastran los pies para no caer entre el suelo enardecido que parece devorar todo a su paso.
El amarillo y café de los uniformes y los cascos de los brigadistas resaltan mientras caminan erguidos cuesta arriba hacia la parte alta de la montaña.
Los espera un contrastante rojo y anaranjado que desaparece el verde del bosque consumido por el fuego.
Las voces y agigantados pasos de los brigadistas se mezclan entre el estruendo del fuego que cada vez más se recorre hacia ellos como si también los quisiera devorar.
Su mente, susurran, está enfocada primero en el combate y control del incendio. Todos están preparados y dispuestos a luchar, aunque a veces el calor los hace retroceder.
Cargan en los hombros la responsabilidad de ganarle a cualquier siniestro. Eso pesa más que sus mochilas, herramientas de acero y la bromosa indumentaria de protección que portan.
El equipo es insuficiente queda claro, pero llevan lo necesario, platican, para hacer frente al fuego. A veces comen. Las tortas o tacos de frijol con queso son el manjar de los brigadistas. No duermen; en momentos sólo pestañean. “La fatiga nos quiere tirar, pero el amor a lo que hacemos nos levanta”, dice un hombre experimentado apodado El Rorro.
Nadie se escapa de quitarse por momentos la pañoleta y limpiar el sudor de su frente toda tiznada y colorada, resultado de las altas temperaturas, porque aquello no da tregua.
Empero, el trabajo de brigadistas y comuneros, todavía no termina y ya están listos para combatir el fuego en otros puntos de su región.
En esta temporada, los municipios con más incendios forestales son Morelia, Uruapan, Pátzcuaro, Ario de Rosales, Paracho, Ciudad Hidalgo y Ziracuaretiro.