Grandes manchas de humedad se expanden por las paredes del Hotel Mirador del Centro en Mérida, Yucatán. Este problema reaparece una y otra vez, sobre todo en la época de lluvias, su presencia en las habitaciones acarrea gastos constantes y genera un círculo interminable de reparaciones para la pareja que está al frente de este servicio de hospedaje.

“Cuando nosotros tomamos el hotel [en arrendamiento] estaba completamente descuidado, ni siquiera podías distinguir el color que tenían las paredes. Estamos arreglando desde cero, desde sacar escombro y basura, pintar, resanar paredes. Por ejemplo, mantenimiento que considerábamos preventivo de los aires acondicionados terminó siendo correctivo a tal grado de que hay equipos que ya no van a funcionar”, explica Ana María Briceño, administradora del hotel.

Pese a tener una ubicación privilegiada, los turistas llegan a regatear los precios de las habitaciones, que ya de por sí son bajos, pero en diversas ocasiones han tenido que ceder para darse a conocer con nuevos clientes y así para poder competir con los demás servicios de hospedaje a su alrededor. Inscribirse a Airbnb y Booking, les permitiría crear canales de venta, pero la pieza fundamental para lograrlo es arreglar sus instalaciones.

“Un hotel de digamos, tres o cuatro estrellas, debe suponer un desembolso de entre 3 y 4 millones de dólares. Por ello, la entrada de pequeños y medianos empresarios al sector es muy complicada. El punto crítico es el tamaño de las inversiones, es cierto que hay espacios para emprendedores, en lugares como pueblos mágicos, pero fuera de esos espacios reducidos, la competencia está más en base a las marcas establecidas”, Francisco Madrid Flores, académico de la Anáhuac y exdirector General de Política Turística de Sectur.

Briceño y su esposo no conocían el Programa Mejora Tu Hotel. “Sí hemos tratado de buscar [financiamientos] pero se nos hace muy complicado comprometernos también con un crédito porque nosotros estamos rentando. A lo mejor en uno, dos o tres años la propietaria nos dice ´sabes que ya regrésame mi inmueble, ya lo voy a trabajar yo o lo va a trabajar alguien más”.

Entre los obstáculos que detectan como nuevos emprendedores se encuentra que nadie les dice que existen apoyos para el sector hotelero “para que no sientas tanto ese golpe económico”, lo cual les está afectando porque actualmente no tienen grandes ingresos, pero sí la obligación de pagar varios tipos de impuestos.

La empresaria señala que la llegada de grandes cadenas de hoteles les ha pegado porque “los clientes no consumen productos sino marcas”.

El Boom de Nuevo León, no para todos

Nuevo León vive un boom hotelero, el cual no alcanzó a los pequeños y medianos empresarios. En los últimos cinco años, la industria ha crecido un 18% en habitaciones, 11,700 en calidad turística, algunas de ellas operadas por grandes cadenas nacionales e internacionales como Hilton Worldwide, Marriott International, Hoteles City Express, Grupo Posadas, entre otros, según datos de la Asociación de Hoteles del Estado.

El Hotel Mansión Villarreal aspira a una remodelación integral, ponerle luces y color al letrero de la entrada, al que desde hace meses le falta una T y está roído por el polvo y la humedad. Su arquitectura contrasta con un edificio moderno que está a un costado sobre la avenida Pino Suárez, en Monterrey, Nuevo León.

Lo recaudado en tarifas no es suficiente para renovar el lugar. Lo poco que se salva del pago de empleados y servicios, se destina para el cambio de pisos, reparar los aires acondicionados, reemplazar cortinas, y así mantener a flote el funcionamiento del hotel que alberga sobre todo a solicitantes de la visa norteamericana.

En el Mansión Villarreal, las bases de cama y los burós son de piedra en las 50 habitaciones, para cambiar eso, al igual que las televisiones análogas, el centro de lavado, y remodelar la recepción, entre otras adecuaciones, se requiere de al menos un millón de pesos (50 mil dólares), según una estimación de la administradora del lugar, María Aracely Salazar.

En tres años que tiene al frente del inmueble, el cual es propiedad de una familia neoleonesa desde hace 40 años, han avanzado poco en el mantenimiento de algunas áreas. Actualmente, sólo cinco habitaciones pueden recibir atención por falta de presupuesto. “Las 50 habitaciones requieren mantenimiento, ahorita hay seis o siete que no están en funcionamiento y en algunas hay que cambiar el mobiliario por completo. El mantenimiento ahorita es superficial”, cuenta.

Mientras María Aracely enfrenta esta situación, en varios kilómetros a la redonda se construyen al menos 1,900 nuevas habitaciones. Esta inversión a veces llega con el apoyo de créditos de la banca comercial y de desarrollo; en ambas, los de mayor capital acaparan los financiamientos, según reconoce el Director Ejecutivo de la Oficina de Convenciones y Visitantes de Nuevo León, David Manllo Valdez.

María, de Nuevo León, detalla que en caso de acceder a un crédito de Bancomext, podrían ver realizado el proyecto personal de los dueños del Hotel Mansión; ingresar al sistema de clasificación de estrellas, que les permitiría tener más servicio para los huéspedes y de esta manera lograr que los clientes se queden por más de dos noches.

“Sería un proyecto personal el ver realizado y cambiado el hotel. A nosotros nos rentan quizá una noche, pero si estuviéramos en un estándar más elevado, tendríamos ese mismo cliente, pero pagándonos dos o hasta tres noches”, dijo.

La administradora del Hotel Mansión Villarreal asegura que se encuentran olvidados por parte de las autoridades e instituciones que facilitan créditos:

“Siento que estamos olvidados, no hay ningún hotel pequeño que entienda qué lleva una remodelación, si competimos con los grandes, ellos son los que probablemente tienen más beneficios que nosotros, por el nombre que ellos traen son más conocidos, son los primeros en recibir préstamos o inversiones, a nosotros como somos más pequeños no nos toman en cuenta”, relata.

La realidad es que en Nuevo León, para competir en un nivel cuatro estrellas se requiere de una inversión de al menos 80 mil dólares por habitación, considerando que se quiera construir un hotel con 100 llaves, aunado a servicios adicionales, de acuerdo con el presidente de la Asociación de Hoteles del Estado, Alejandro Garza Elizondo.

Garza explica que de los 105 hoteles que integran a la Asociación, el 10% de afiliados pertenecen a la categoría 3 estrellas, el 42% cuentan con 4 estrellas, mientras que el 39% son de 5 estrellas y el 9%, de gran turismo; contra eso, compite el Hotel Mansión Villarreal y muchos otros pequeños establecimientos de hospedaje en el estado.

Las alternativas para los pequeños hoteleros

En una antigua casona familiar de color azul celeste ubicada en el centro de Mérida se encuentra el Hostal Nómadas. Lo que inició como un pequeño alojamiento con 16 camas, hoy es uno de los hostales con mayor crecimiento en la denominada “Ciudad Blanca”.

Raúl Licausi es dueño del lugar desde hace 20 años, a diferencia de otros empresarios, tiene experiencia obteniendo fuentes de financiamiento. La solicitud de un crédito a fondo perdido por parte del gobierno estatal (quien adquirió el 50% de la deuda) y un préstamo bancario que, por casi tres años, no le permitió crecer de la forma esperada.

Reconoce que para un pequeño empresario es difícil invertir de su bolsa en un hotel, adaptarse a los cambios le ha traído un ligero retorno de inversión que mantiene a flote el negocio.

Hace un año compró un pequeño hotel en Puerto Progreso, Yucatán, con las ganancias y ahorros que obtuvo en las últimas dos décadas, no obstante, el capital no alcanzó para remodelar el lugar, igual que cuando incursionó en el sector de hospedaje. Los requisitos que piden las bancas para financiar esta clase de proyectos, no le favorecen a los pequeños y medianos empresarios, afirmó.

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