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Kevin Arturo
es un joven de 14 años originario de Culiacán, Sinaloa, quien fue diagnosticado con cáncer de médula espinal . Junto con su madre, elabora y vende pulseras como ayuda para su tratamiento.
En la clínica conocieron a Andrea, una niña que estaba internada a causa de una trombosis y había perdido una pierna. Ella elaboraba pulseras con su mamá para pagar su prótesis: “Veíamos que la niña hacía pulseras y le comenté a mi hijo que sería una buena idea ayudarle y también nos serviría como terapia para calmar el estrés”, comentó Ana Lizarraga en una entrevista telefónica con EL UNIVERSAL.
Así fue como Ana aprendió a hacer pulseras con su hijo: “Cuando los doctores dieron de alta a Kevin, la madre de Andrea me donó quinientos pesos para que siguiera haciendo pulseras, también mis amigas me enviaron dinero para comprar los materiales necesarios”.
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Mediante Facebook , Ana difundió el trabajo que realizaba con su hijo y fue como empezó a generar clientes, ahora incluso ya tienen dos puntos de venta: “Hemos vendido alrededor de 150 a 200 pulseras y tenemos 500 piezas aún por entregar. Los puntos de ventas se encuentran en La Beneficencia Pública de aquí, en Culiacán y el otro punto de venta lo tenemos gracias a una mamá de la escuela de mi hijo, ella tiene una florería y en ese lugar me hace el favor de venderlas”.
Las pulseras son de piedras de cristal de diferentes colores y texturas, y tienen un costo de 40 pesos. La familia ocupa el dinero para el transporte cuando van a las consultas, comprar pañales que su hijo ocupa, toallas húmedas para la limpieza, cubre bocas para evitar infecciones y gel anti bacterial con el que Kevin se limpia sus manos.
Una historia conmovedora
Comenzó en el 2019, cuando Kevin se quejó por dolores muy fuertes de espalda, entonces Ana, madre del joven, decidió llevarlo a urgencias. "En el hospital le tomaron una radiografía y me platicaron que tenía una desviación de la columna. Como no era muy grave, no iba a hacer necesario una intervención quirúrgica, así que me recomendaron que lo inscribiera a clases de natación para que el problema de su columna fuera mejorando”.
Pasaron los meses y la situación de Kevin continuaba empeorando: “Notaba que el problema no mejoraba, él (Kevin) se caía y ya no se podía levantar, sus piernas ya no le respondían y las personas le tenían que ayudar”.
Ante la incertidumbre de su mamá por ver a su hijo que no mejoraba, decidió llevarlo con el médico familiar:
“Le habían mandado a realizar estudios, sin embargo, días antes de la cita mi hijo me llamó por teléfono y me dijo que pasará por él a la escuela, porque no tenía fuerzas y no tenía sensibilidad en una pierna. Ese mismo día lo llevé a urgencias y los doctores creyeron que tenía el síndrome de Guillain-Barré, aún sin estar convencidos le mandaron a hacer una tomografía y fue cuando los doctores se dieron cuenta que mi hijo tenía un problema en la médula. Posteriormente le realizaron una resonancia magnética y le detectaron un tumor en la médula ósea”.
En octubre del año pasado, Kevin fue trasladado a una clínica en Guadalajara, donde se le realizó una cirugía para extirpar el tumor.
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“La operación duró ocho horas, le tuvieron que quitar dos vertebras para poder llegar al tumor y le pusieron placas de metal como sustitución”.
La cirugía resultó ser un éxito, el menor fue dado de alta y regresó a Culiacán, en donde días después la familia recibiría la triste noticia de que el tumor extirpado resultó ser cancerígeno. La madre del niño expresó que “fue un duro golpe para mí, pero confiaba en que todo iba a estar bien”.
En los próximos días, Kevin Arturo ingresará al Centro de Rehabilitación y Educación Especial (CREE) para comenzar con su tratamiento contra el cáncer.
“Todo ha sido posible hasta este momento, sé que Dios está actuando en la salud de mi hijo y pronto Kevin será un fiel testigo de que cuando uno tiene fe, Dios lo escucha y Dios lo sana”, concluyó.
afcl