Chilpancingo.- El viernes en la galera 523 del campo agrícola El Gallo en el poblado de Batamote, en Guasave, Sinaloa , velaron el cuerpo de la jornalera Margarita Bartolo Fermín.
La noche del miércoles, el esposo de Margarita, Eustaquio Castro, la llevó a la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de Guasave por un sangrado.
Los dos se alertaron porque estaban a días de que naciera su cuarta hija.
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En la clínica, los médicos la ingresaron de emergencia al quirófano para una cesárea, sin embargo, a Margarita le comenzó una hemorragia no pudieron controlar. La trasladaron al hospital de los Mochis.
El resto de la noche Eustaquio no supo nada, hasta la mañana siguiente cuando los médicos le dieron la noticia: su esposa había muerto y su hija nació con vida.
En busca de una oportunidad
Margarita y Eustaquio salieron de su pueblo, Xicotlán, en Chilapa, buscando sobrevivir. En su comunidad en los últimos años vivir es casi imposible. Está en ese corredor que va de Chilapa hasta el municipio de José Joaquín Herrera que se convirtió en un territorio hostil por los recurrentes ataques de la organización criminal Los Ardillos. Ahora en estos pueblos hasta los niños están armados para defenderse. La muerte ahí se convirtió en recurrente. El miedo también.
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Salieron para sobrevivir de los criminales pero también de la pobreza y la marginación. En Xicotlán, Margarita y Eustaquio no eran dueños de ningún centímetro de tierra para sembrar. Tampoco hay empleos.
En el campo El Gallo en Batamote llevaban dos temporadas trabajando. Pero su vida cambió muy poco: viven en una galera que es un cuarto grande en condiciones insalubres dentro de los campos agrícolas donde aglomeran a los jornaleros. Sin servicio médico, ni agua potable, ni luz eléctrica.
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En El Gallo, Margarita y Eustaquio ganaban 197 pesos al día por recolectar 30 botes de chile o 12 de tomate tipo uva. A la semana, en el mejor de los casos, lograban juntar 2 mil pesos, pese a que sus jornadas comienzan muy temprano y terminan muy tarde.
En el último año, el de la pandemia por Covid-19 , la salida de jornaleros se incrementó. El Concejo de Jornaleros Agrícolas de la Montaña ha documentado que de febrero de 2020 a marzo de 2021, salieron unos 17 mil 775 jornaleros a Sinaloa, Chihuahua, Zacatecas, Michoacán y Baja California.
La mayoría de estos jornaleros salieron de los pueblos más pobres de Guerrero: Cochoapa el Grande, Tlapa de Comonfort, Metlatónoc, Copanatoyac y Atlamajalcingo del Monte.
afcl