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Monterrey, NL.- Ante la situación de violencia que vive el estado, el país y el mundo, Rogelio Cabrera López, arzobispo de esta ciudad y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), hizo un llamado a tener una mayor cercanía con el prójimo, familiares y amigos.
Asimismo, pidió agradecer a los abuelos y hermanos mayores su experiencia y cercanía, la sabiduría que nos comparten, el consuelo que nos dan, con la seguridad de que nos brindarán elementos claros para superar nuestras tribulaciones, pues mientras en el mundo moderno se piensa que a su edad ya no hay esperanza y que son sobrantes de la sociedad, "para nosotros siguen siendo pilares y signos de transformación".
En su mensaje dominical dedicado esta ocasión a la Jornada de Oración por la Paz que ha promovido la Iglesia Católica del país, Cabrera López expresó que es urgente, no olvidemos que todos debemos retomar el compromiso de comunión y solidaridad, “ buscando encontrar en cada persona a un aliado en la lucha (por la paz) y no a un enemigo al que tenemos que vencer a costa de lo que sea”.
El señor Jesús nos invita a tocar para que se nos abra y a buscar para encontrar, dijo el arzobispo y agregó que “la situación en nuestro estado, en todo el mundo y desde luego en todo el país, parece que nos encamina a olvidarnos del prójimo, que nos encaminamos a la violencia y a la desaparición ”.
Por ello, enfatizó, a través de esta jornada, queremos hacer que la relación que anhelamos con Dios fortalezca el encuentro sincero con nuestros hermanos y con nuestras hermanas.
“Las últimas semanas hemos insistido en el mensaje dominical, en la necesidad de volver a vivir una relación cercana con el prójimo, con los familiares y amigos”.
Expuso que al estar viviendo una crisis en la que diversos factores de adversidad parecieran tomar una fuerza mayor, “se hace urgente que no olvidemos que todos debemos retomar el compromiso de comunión y solidaridad, buscando encontrar en cada persona a un aliado en la lucha y no a un enemigo al que tenemos que vencer a costa de lo que sea”.
Los invito a que no nos desanimemos, a que renovemos nuestra fe, nuestra esperanza y nos dispongamos solidariamente a establecer puentes de diálogo y comunión, comentó el también presidente de la CEM y apeló al pensamiento del Papa Benedicto, quien decía que “el mal no tiene la última palabra”.
Aceptar tarea para vencer a la violencia
En ese sentido, señaló, “a todos nos corresponde una parte del todo (en el problema) y la solución”. Enfatizó, “no debemos sentirnos solos, somos parte de una gran familia y como tal debemos aceptar la tarea que nos corresponde a cada uno para poder vencer esta situación” de violencia.
Asimismo dijo, es necesario reconocer la labor de los abuelos y de los hermanos mayores al celebrar (el 26 de julio) la segunda jornada mundial dedicada a ellos.
“Los abuelos, las abuelas nos consuelan en la tribulación, siendo las fiestas de San Joaquín y Santa Ana los padres de la Virgen María ( los abuelos de Jesús), el marco ideal para agradecer todo el trabajo que hacen por nosotros, agradecemos su experiencia y cercanía, la sabiduría que nos comparten, el consuelo que nos dan, y estoy seguro que nos brindarán elementos claros para superarnos en todos los aspectos”, dijo el arzobispo.
Mencionó que para esta jornada el Papa Francisco escogió el versículo 15 del salmo 92 que dice: “En la vejez seguirán dando frutos”, significando con ello un punto a contracorriente de la forma de pensar del mundo moderno en donde se piensa que a esta edad de la vida ya no hay esperanza y que son sobrantes de la sociedad.
“Para nosotros, los hermanos y hermanas mayores, siguen siendo pilares de la sociedad y signos de transformación. En tiempos de violencia ellos mantienen la memoria para que no se nos olvide todo el mal que ha pasado nuestro país a lo largo de décadas”.
Puntualizó que el Papa Francisco llama especialmente a los abuelos, a los adultos mayores, a ser artífices de la Revolución de la Ternura, haciendo uso del mejor y mayor instrumento que tenemos y que es muy apropiado a nuestra edad: la oración.
Por ello, señaló el arzobispo, durante agosto próximo, la Pastoral de hermanos mayores de la arquidiócesis de Monterrey, organizará diversas actividades a lo largo del año para reconocer la labor de esos hermanos que tanto han aportado por el bien de nuestras familias. Pidió por último, que no se nos olvide que estamos en tiempos de sequía, y tenemos que ser responsables con la poca agua que tenemos en Nuevo León.
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