Tula.—“Escuchamos que el río bufaba, veíamos que estaba un poquito cargado, nos levantamos de la cama y sí, vimos cómo el agua se metía a la casa (…) en media hora se inundó todo”.
Así narra Raúl Lugo Sanabria, jubilado de Petróleos Mexicanos (Pemex), los momentos más angustiosos de su vida, la noche del pasado lunes, cuando de un momento a otro perdió todo su patrimonio: casa, muebles, enseres, dinero y documentos.
“Era entre 9:30 y 10 de la noche”, recuerda don Raúl, al recalcar que, como en otras ocasiones, colocó unos costales que tenia ya preparados a la entrada de su casa para contener el agua, pero esta vez resultaron inservibles “ante la naturaleza”.
En cuanto vio la gravedad del problema, le pidió a su esposa que se saliera de la casa con su nieta, mientras él y su hijo subieron a sus cuatro perros a la azotea y ayudaron a unos vecinos adultos mayores a evacuar. “Fue inesperado, yo máximo creía que el agua iba a subir unos 50, 60 centímetros, no cuatro metros”, remarca.
—¿Dónde pasaron la noche?
—¿Y qué va a hacer ahora?
—Tenemos que levantarnos y empezar de nuevo.
Sobre sus pertenencias, asegura que difícilmente recuperará algo. Lo que sí le da coraje es sentirse engañado por el gobierno. “Que digan que van a arreglar el río, y lo van a arreglar, y no lo arreglan porque se roban el presupuesto”.
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