Jalpa.— En la Ranchería Trinidad, colonia ubicada en este municipio, lo primero que se aprende es la alfarería. Ese oficio, junto con el trabajo en el campo, son la base económica de la comunidad.

La alfarería es un conocimiento generacional: los niños y niñas lo empiezan a adquirir desde que van a conseguir el barro y, posteriormente, aprenden a darle forma de cazuelas, comales, platos, jarras, ollas y todo tipo de productos.

Hoy, esta tradición jalpaneca está en una crisis porque las inundaciones en Tabasco destruyeron los talleres de los alfareros y casi todo su material está bajo el agua.

La Ranchería Trinidad es una zona rural que surte productos al centro de Jalpa y a otros municipios. Desde octubre, los pobladores se han visto afectados y reclaman que —hasta ahora— sólo han recibido una despensa del gobierno municipal.

El suelo de esta comunidad regularmente es firme, pero actualmente tiene una consistencia lodosa por todo el barro que está en el fondo. La cáscara de coco, que también se utiliza en el oficio, se mantiene flotando por todos lados y ya no es útil.

En la colonia algunos talleres están hechos de madera y lámina, otros están más protegidos con paredes de concreto, pero ninguno detuvo el agua.

Joaquín García, un alfarero de la zona, calcula haber perdido alrededor de 300 kilos de barro por las inundaciones.

Inundación en Tabasco: "El gobierno sólo nos ha dado una despensa"
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Otra comunidad sacrificada

Jalpa fue uno de los municipios sacrificados por los gobiernos federal y estatal para salvar a la ciudad de Villahermosa.

El pasado domingo, el presidente Andrés Manuel López Obrador admitió en un video que Jalpa, Centla y Nacajuca son los municipios más afectados porque el agua que se dirigía a la capital tabasqueña fue desviada a estos lugares.

Eso ha provocado que acá el nivel del agua no ceda. Hay puntos en los que sólo llega a los talones, pero hay otros donde alcanza la altura del ombligo.

Las condiciones en las que viven los jalpanecos han provocado que ya algunos tengan infecciones en la piel, fiebre o enfermedades estomacales. Hay zonas donde el agua estancada está infestada de estiércol de perros, vacas y otros animales de granja que tienen los pobladores para alimentarse.

Otro riesgo para la salud de los jalpanecos son los alimentos que se consumen en medio de esta emergencia. Algunos han colocado redes y ahí capturan pescados, pero por las condiciones del agua sucia podrían producirles una infección.

Juan Antonio Gómez es un joven alfarero. Cuenta que él aprendió este oficio de su madre, cuando tenía 12 años. Ahora camina entre el agua que inundó su hogar, todo lo que tenía quedó inservible: “Ahorita sólo [vivimos] con lo poco que llega de las iglesias. Los del gobierno sólo nos han dado una despensa. De lo demás, nada, ni agua tenemos”, reclama.

Los pobladores de Jalpa dicen sentirse en el abandono. Por este lugar no se han visto vehículos de las Fuerzas Armadas o de autoridades estatales que hayan llegado para brindar apoyo.

Durante octubre, los habitantes del municipio recibieron la visita de funcionarios de la Secretaría de Bienestar, quienes estaban creando un censo para atender a los afectados por las primeras inundaciones. Aunque el censo se realizó, muchos pobladores lamentan que a ellos no se les tomó en cuenta.

“Todo se quedó bajo el agua, todo se lo llevó la corriente”, cuenta cabizbajo y con tristeza el alfarero Joaquín.

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