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Ciudad Juárez.— “Estamos tan cerca y a la vez tan lejos. Deberían de abrir unas horas aunque sea para poder cruzar, ya estamos aquí”, dice Richard, un migrante venezolano que tiene 10 días viviendo en Ciudad Juárez y se trasladó al campamento instalado frente al muro que divide a México y Estados Unidos.
Desde la noche del martes cientos de migrantes de Venezuela, que viven a la intemperie, movieron el campamento que mantenían frente al Consejo Estatal de Población (Coespo) hacia el río Bravo. Dicen que es una protesta hacia las autoridades estadounidenses y la Border Patrol, que tienen un centro de mando en la línea que divide la frontera.
Con cobijas, casas de campaña, colchones inflables y algunos con cartones y plásticos pasaron la noche a metros de poder ingresar a Estados Unidos.
“Hace 10 días llegué y no he cruzado porque no quiero que me manden lejos, a Tijuana o para otro lado. Si supiera que es seguro que me mandan acá lo intentaría para ver si Dios hace un milagro y me quedo allá. Aquí vamos a estar [en el campamento en la frontera]”, señala el hombre.
Richard cuenta que salió de Venezuela para trabajar y ayudar a su familia, que se quedó en aquel país.
Según relata, el viaje que emprendió hasta Ciudad Juárez era el primero que realizaba en su vida y ahora no sabe si valió o no la pena.
“Yo no sé si valió la pena el intento de dejar mi país. Vendí mi carrito y así, con ayudas, de poco a poco llegué. Ahorita estamos sin recursos, si no ya me hubiera regresado para Venezuela. No tenemos otra opción, o esperamos o buscamos regresar” , dice, y reconoce que sí volvería a su país, aunque eso implica perder la esperanza de migrar a Estados Unidos.
Los migrantes que decidieron irse a vivir al río insisten en que la ley aplicada por el gobierno de Estados Unidos es injusta y tramposa.
EL UNIVERSAL realizó un recorrido en el campamento y constató que hay más de 200 personas viviendo frente al río Bravo.
Algunos de los venezolanos, al estar tan cerca de la frontera, decidieron cruzar y entregarse a las autoridades estadounidenses, en un intento desesperado por lograr un golpe de suerte que no llega.
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