Washington.— Justo en vísperas de la visita del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a la Casa Blanca, su par de Estados Unidos, Donald Trump, se prepara para una nueva ofensiva antiinmigrante.
Con los números de las encuestas en su contra, el presidente de Estados Unidos estaría regresando a un clásico de su retórica, el ataque a los migrantes, y todo indica que la administración del mandatario estadounidense presentará esta misma semana su nuevo intento de fulminar el programa DACA, que protege de la deportación a casi 700 mil jóvenes indocumentados, de los que casi 80% son de origen mexicano.
El jefe de gabinete de Trump, Mark Meadows, avanzó a la conservadora Fox News, en su primera entrevista televisiva desde que asumió el cargo en marzo, que “desde esta semana se verán órdenes ejecutivas, acciones que salen adelante desde el Despacho Oval cuando el Congreso no actúa”. Sin querer entrar en detalles, insinuó que “vamos a mirar cosas relacionadas con inmigración”. Un tema que, por cierto, no se menciona ni una vez en el comunicado sobre la reunión de López Obrador con su par estadounidense.
Horas más tarde, el portal digital The Hill aseguraba que se refería al futuro del DACA. El Tribunal Supremo dio un sonado revés a la Casa Blanca hace un par de semanas prohibiéndole cerrar el programa de la forma que quería hacerlo. La alegría de los soñadores duró exactamente 23 horas, lo que tardó Trump en tuitear que la guerra no había terminado y volvería a intentarlo.
El primer asalto para fulminar el DACA y dejar en las sombras a los 643 mil jóvenes soñadores (en cifras del Migration Policy Institute) duró mil 17 días; dos años y más de nueve meses en el que su futuro estuvo en un limbo pendiente de las cortes y decisiones judiciales. El 80.4% de los dreamers son de origen mexicano (más de 540 mil soñadores).
El Supremo sólo decidió que las formas de Trump para terminar con el DACA no eran las correctas, sin entrar a debatir si la política es legal, lo que hacía previsible que Trump buscara fulminarlo de otro modo. El secretario de Seguridad Nacional interino, Chad Wolf, repitió una y otra vez que el programa es “ilegal”, y que su departamento estaba estudiando cómo modificar las ordenanzas y memorandos para que las cortes les permitieran acabar con él.
El Comité Demócrata de Campaña del Congreso reaccionó ya, diciendo que “no permitiremos que esta administración obligue a los dreamers a volver a las sombras... Los dreamers llegaron aquí para quedarse y los demócratas estamos comprometidos con arreglar nuestro sistema migratorio roto”.
El ambiente antiinmigrante que se encontrará López Obrador en Washington no termina aquí. Trump incluyó en su retahíla de tuits cuatro imágenes de su reciente viaje al muro para supervisar las obras de su prometido muro fronterizo, del que ya se han construido 229 millas (más de 368 kilómetros); y se quejó de que Nueva York y Chicago “juegan la carta de ciudad santuario”, lo que en su opinión sirve para “proteger a criminales”, ligando una vez más migración con criminalidad e instando a las dos urbes a “cambiar sus formas y pensamiento”.
Más allá de las palabras, la administración estadounidense sigue con su política de mano dura. Con la pandemia de coronavirus como excusa, Trump y sus aliados están aprovechando para aplicar políticas que recortan y limitan la migración legal al país. Hace unas semanas firmó una orden ejecutiva rescindiendo cuatro tipos de visados legales, y el último asalto, de ayer, tiene como objetivo a los estudiantes.
El servicio de inmigración de Estados Unidos informó a los estudiantes extranjeros en el país que no se les renovará sus visados de estancia legal si están inscritos en universidades y colegios que hayan decidido que sus clases se harán de forma virtual para evitar riesgos de contagios de Covid-19. “Deben salir del país o tomar otras medidas, como transferirse a otra escuela con instrucción presencial, para retener su estatus legal”, recomendó el gobierno en su memorándum oficial.