Más Información
Chilpancingo.— A una semana de la desaparición de Javier Modesto Moreno, un niño de tres años, en un campo agrícola de una comunidad del municipio Romita, en Guanajuato, la Fiscalía General de ese estado apenas comenzó con la investigación.
El Centro de Defensa de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, el cual acompaña el caso, explicó que la fiscalía del estado comenzó este miércoles las entrevistas a los padres y hermanos de Javier.
“Supongo que no han realizado nada en términos de carpeta de investigación. Incluso las entrevistas debieron hacerlas desde el segundo día máximo y apenas lo están haciendo”, lamentó Tlachinollan.
La organización de derechos humanos indicó que la fiscalía de Guanajuato también está entrevistando a las activistas del Centro de Desarrollo Indígena Loyola, quienes acompañan a los familiares, y lamentó que a siete días de la desaparición del menor no se sepa con exactitud cómo está integrada la carpeta de investigación. “[Lamentamos que] la fiscalía se ha retrasado en las diligencias y la investigación, que su reacción no ha sido con prontitud tratándose de una desaparición de un menor. Hasta ayer ni siquiera se sabía cómo estaba la carpeta de investigación”, señaló Tlachinollan.
Reconoció que la operación de búsqueda de Javier continúa, pero ha sido infructuosa.
La desaparición
La tarde del 15 de mayo, Anselmo y Maura comenzaron a cortar tomatillo en los surcos del rancho Granjeno, en Guanajuato. Anselmo y Maura llevaban todo el día en la recolecta. Por la tarde, decidieron dejar a su hijo menor, Javier, sentado bajo un árbol mientras ellos continuaban en su labor.
Mientras recorrían los surcos, constantemente volteaban a ver hacia el árbol que daba sombra al pequeño, pero en un momento, le dieron la espalda unos instantes y Javier desapareció.
La búsqueda oficial comenzó hace apenas cinco días después por parte de la Comisión Estatal de Búsqueda y la Fiscalía General de Guanajuato. Sin embargo, “no están haciendo un trabajo coordinado, cada dependencia anda por su lado”, denunció Tlachinollan.
Javier tiene tres años, no habla español, se comunica con su familia en su lengua materna, el tu'un savi, es un niño cuyo alimento base es aún la leche materna.
La familia de Javier es originaria de la comunidad de Joya Real, en Guerrero, la comunidad más alejada del municipio más pobre del estado: Cochoapa El Grande.
Joya Real está a casi 12 horas de distancia de la capital de Guerrero, Chilpancingo. Es lo más pobre de lo más pobre del país. Están sumidos en la marginación; ahí falta casi de todo: caminos, escuelas, profesores, médicos. Cuentan con un centro de salud que apenas y funciona. No hay casi nada: no hay trabajo y lo único que tienen son sus tierras, que cada vez producen menos.
A finales de abril, Anselmo y Maura junto con sus siete hijos, subieron a su camioneta y tomaron rumbo a Guanajuato. Eso lo hacen por lo menos dos veces al año. El 30 de abril llegaron al rancho Granjeno por su cuenta. Rentaron un cuarto en la comunidad La Sandía, de donde todos los días, apenas sale el Sol, y se van a los surcos. En el rancho no hay escuela para los hijos de los jornaleros como ocurre en otras zonas.