Santa María Huatulco, Oax.- Glafira Ríos Soriano sigue todos los días un riguroso protocolo sanitario dentro del restaurante El Bufadero, en la playa La Entrega, perteneciente a Santa María Huatulco: durante toda su jornada, mientras atiende a los visitantes, tiene puestos su cubrebocas y lentes de protección.
No se los quita, aunque tenga calor. Ella sabe, por experiencia propia, que estos elementos y el constante lavado de manos son las únicas barreras seguras que tiene para no contagiarse del nuevo coronavirus y mantener este destino turístico como el más seguro ante la pandemia.
Durante tres meses, Glafira y sus compañeros estuvieron confinados en sus casas. Obedecieron al pie de la letra el cierre del servicio turístico, y aunque no perdieron el trabajo, el apoyo que recibieron del dueño del restaurante [despensas y un salario mínimo] no fue suficiente para sobrevivir. Muchos regresaron a sus comunidades a sembrar en el campo o a realizar trabajos en la construcción.
Otros, como ella, dependieron económicamente de sus familiares, pasando hambre y estirando al máximo las despensas.
“Sentimos miedo cuando todo se cerró, porque de esto vivimos, del turismo. No perdí mi trabajo, pero apenas tuve para sobrevivir con mi madre, mientras mi hija enfermera también luchaba por salir adelante, pues trabaja en un hospital Covid en Acapulco. En estos tres meses, amigos de mi hija han muerto y algunos familiares se han contagiado”, dice la mujer entre lágrimas a EL UNIVERSAL.
Es por eso que ahora que regresó al servicio, Glafira usa en todo momento la protección. “Tengo miedo porque el riesgo es grande, por eso todo el día traigo mi protección, no sólo por mí, también por los clientes”, confiesa mientras muestra el protocolo de salubridad instalado en el restaurante.
A unos kilómetros de La Entrega, Carlos Javier Cárdenas Ortega, dueño del restaurante El Camarón Gigante, en Bahía Maguey, tiene mucha fe en que la reactivación económica comience a elevarse conforme avancen las semanas, y que la seguridad sanitaria se mantenga como hasta ahora; pues de los 14 destinos de playa más importantes del país, Santa María Huatulco es el que menor número de contagios de Covid-19 registra.
Carlos apechugó y siguió la ordenanza del gobierno municipal de paralizar la principal actividad económica, el turismo. Reconoce que fue difícil mantenerlo cerrado por tres meses y apoyar a sus empleados, asegura que salió avante, pero no aguantaría más si la entidad regresara a semáforo naranja y las autoridades volvieran a decretar un cierre de playas.
Pese a ello, reconoce que el confinamiento y la pausa de las actividades humanas le dio un respiro al mar y a la naturaleza.
“Todos obedecimos y cerramos, aunque nos iba a afectar mucho, y así fue. Al final ganamos más, la naturaleza se limpió, la playa en esta zona es distinta; se recuperó en tres meses la zona de almejas, se volvieron a ver cazones, tortugas.
En la nueva normalidad, los cubrebocas se han convertido en un accesorio más para visitar la playa. La imagen, antes impensable, se repite en la mayoría de los visitantes que recorren las blancas arenas de las bahías de Huatulco.
Una familia de la Ciudad de México, conformada por padres jóvenes y una niña pequeña, descansan con el sonido de las olas.
Prefieren no dar su nombre, pero reconocen que se sienten seguros al ver que las medidas sanitarias se respetan en todo lugar, pero aunque los visitantes confían en que el destino es seguro, aún es poca aun la afluencia, sobre todo si se compara con años anteriores, en los que estas semanas eran las de mayor ocupación.
“Tenemos 15% de visitantes, están llegando confiados. Eso es muy bueno para nosotros, pero es poco, y eso que somos el destino más seguro, con menos contagios. Por ejemplo, Puerto Escondido tiene más de 80 casos, y Acapulco, más de 5 mil”, dice Carlos Cárdenas Ortega.
De acuerdo con el programa de monitoreo Observatorio Turístico de Santa María Huatulco, de los 14 destinos de playa en México, Huatulco figura como el que menos contagios del virus ha acumulado, con 45 en cuatro meses, y actualmente un solo caso activo.
Esto se logró gracias a que la iniciativa privada, la sociedad y las autoridades municipales respetaron el confinamiento sanitario.
Según el monitoreo del Observatorio, Acapulco, Guerrero, tiene más de 5 mil 303 casos y 690 fallecidos; en Quintana Roo, Cancún suma 3 mil 314 y 635 muertos, y Playa del Carmen acumula 967 contagios; Mazatlán, Sinaloa, tiene mil 937; La Paz, Baja California Sur, mil 603 casos, y Puerto Vallarta, Jalisco, 973 casos y 107 fallecidos por Covid-19.
Pero en Huatulco aún no se pueden echar las campanas al vuelo, porque el propio gobernador, Alejandro Murat, advierte que se vigila la región Costa ante el riesgo de que con los visitantes llegue un aumento de los casos.
Ricardo Pacheco, regidor de Turismo de Huatulco, a cargo del monitoreo, señala que la recuperación turística será paulatina.
Según el funcionario municipal, se espera alcanzar una relativa normalidad y una ocupación al 70% para diciembre, siempre que se continúen respetando los protocolos de seguridad y sanitarios en todos los rubros.
La semana pasada la ocupación fue apenas de 6%, para este fin de semana ésta se calcula entre 12% y 15%. Para el próximo mes se proyecta un aumento y que llegue a 20%.
“Es lento, pero vamos avanzando, arrancamos la nueva normalidad con 6% de ocupación y con la posibilidad de abrir a 50% de capacidad en los servicios”, explica el regidor.
De acuerdo con el Observatorio Turístico de Huatulco, las estimaciones del impacto económico en el sector turístico derivado de la contingencia sanitaria por Covid-19 para Bahías de Huatulco, del 1 de abril al 13 de julio, se traducen en una pérdida mensual de 329 mil turistas y 17 mil excursionistas en cruceros, es decir, una afluencia de al menos 346 mil visitantes al mes.
El costo económico de esas ausencias se estima en 4 mil 968 millones de pesos, así como la pérdida de 8 mil 195 empleos directos.
También se calculan afectaciones a más de 20 mil 487 empleos indirectos generados por la actividad turística en esta entidad oaxaqueña.
Tan sólo en la industria hotelera se han cancelado más de 341 mil 644 cuartos-noche, asumiendo un costo económico superior a los 962 millones de pesos. Esta es la pesadilla de la que Huatulco busca despertar.