Zacatecas.— Hicieron notar su ausencia. Ayer no había quién atendiera a 256 pequeños lactantes, de maternal ni preescolar. Sólo acudieron los cinco hombres del Centro de Atención Infantil (CAI) número 4, porque las mujeres que se desempeñan como educadoras, asistentes educativas, administrativas, cocineras y de intendencia pararon labores y se unieron al movimiento #UnDíaSinNosotras.
Desde el viernes lo anunciaron en una cartulina: “En vista de la violencia que vive nuestro México en contra de la mujer, se determina que 57 mujeres se unirán al paro laboral del día 9 [de marzo] como un ejercicio de reflexión que nos lleve a su valoración… Atentamente, personal femenino CAI No.4”.
En un día ordinario, todo el personal de este centro infantil se activa desde las 7:00 horas, cuando comienzan a recibir a los niños. Sin embargo, ayer todas las actividades se paralizaron, porque 90% del personal son mujeres, así que era imposible operar sin ellas.
En la Unidad Académica de Contaduría y Administración de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) tampoco hubo mujeres ni proferoras, administrativas ni alumnas, pese a que no hubo una postura al respecto por parte de la Rectoría.
Desde temprano, todos los pasillos y oficinas estaban solos y en silencio, poco a poco comenzaron a llegar algunos alumnos y colocaron en algunas paredes y muros unos cartones con frases escritas para expresar a sus compañeras que las extrañaban y calaba hondo su ausencia: “¡Prefiero extrañarlas un día a toda la vida!”, “Una mujer vale más sobre la tierra que debajo de ella”, “Hoy que no están ustedes, mi persona algo no niega, muchos hombres ven la luz y pocos saben quién la crea”.
El profesor Rafael Trejo, quien imparte Formulación y Evaluación de Proyectos de Inversión, juntó a los alumnos de dos grupos y, en solidaridad con sus compañeras, hicieron un pase de lista.
En la Universidad de Guanajuato (UG), 17 alumnas dejaron sus rostros impresos en la puerta de su salón de clases. “Desaparecida”, plasmaron en la parte superior de cada imagen. En el interior del aula predominaban los pupitres vacíos. “¡Se siente muy solo!”, comentó un joven de la Facultad de Derecho.
Como nunca antes, el silencio dominó en el Patio de Estudios, en el edificio central de la UG; en las aulas, los maestros atendieron a grupos de dos, tres o siete alumnos que estuvieron rodeados de bancas vacías. “Este patio es uno de los corazones de esta casa, donde normalmente se escucha ruido, el ambiente de los estudiantes, ahora se siente vacío”, dijo el maestro Martín González.
Con la mochila en la espalda, los jóvenes caminaban de un pasillo a otro y se acumulaban atraídos por los carteles de las universitarias.
“Hoy se siente la ausencia de nuestras compañeras, y eso nos hace reflexionar sobre qué pasaría si no estuvieran. En nuestro salón faltaron 15 mujeres, había puros hombres”, dijo Matías Flores, estudiante de segundo semestre de la licenciatura en Ciencia Política.
“Se extraña a las mujeres en las calles, en los camiones y aquí en la universidad”, agregó su compañero Sebastián Briones.
Maestros destinaron clases a reflexionar la esencia de la protesta de mujeres, el machismo, los derechos humanos y la violencia de género, y de qué viene después del paro.
“Darte cuenta que no están, que es algo que puede pasar cualquier día”, dijo el profesor González. Coincidió con el maestro de Derecho del Trabajo, Juan René Segura, de que la lucha legítima de las mujeres en paro por evitar la violencia y se reconozca que existe. “Es un acto de expresión para hacer conciencia del respeto a sus derechos”, agregó Segura.
Las ventas en negocios aledaños a la UG cayeron más de 70% y los operadores del transporte urbano estimaron que bajó el pasaje 50%.