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Juchitán de Zaragoza, Oaxaca

Nereida luce de fiesta, no es para menos, este Domingo de Ramos visita a sus padres, tíos y hermanos en la tumba familiar del panteón del pueblo. Es preciso vestirse de fiesta porque además de ser el primer día de la Semana Mayor, es Año Nuevo entre los zapotecas según el antiguo calendario, aunque Nereida ignora ese dato que ya se perdió en el tiempo.

Nereida Charis Sánchez ríe a mandíbula batiente con su vecina de tumbas, Adriana López Sánchez, quien también viste de fiesta para la ocasión. Desde que la luz del sol cayó sobre Juchitán, ambas zapotecas comenzaron a limpiar y colocar flores en las sepulturas, platicaron con sus muertos y rezaron, con estas visitas, ellas y más de 300 mil zapotecas arrancan la Semana Santa visitando a sus muertos en diversos panteones.

Las zapotecas del Istmo de Tehuantepec son el único pueblo en el país que visitan a sus muertos en Nabaana/ Semana Santa. Muy pocos saben que está relacionado con el inicio del Año Nuevo Zapoteco. De acuerdo con investigadores y especialistas, el inicio del año nuevo sucede también en marzo, según el calendario antiguo, por eso coincidía con la Cuaresma cristiana.

El año nuevo comenzaba el 12 de marzo aproximadamente, según fray Francisco de Burgoa, cronista dominico del siglo XVII. El año zapoteco antiguo terminaba el 7 de marzo, a partir del cual había un periodo de cinco días que eran considerados aciagos, funestos. A este período se le llamaba Beu huini (Luna pequeña). Esta fecha coincidió con las del ritual católico.

Lo que Nereida sí sabe es que la visita a la tumba de su familia es en correspondencia de la visita que le hicieron en Todos Santos.

“Estoy visitando a los míos porque ellos fueron a verme en Xandú (Todos Santos), yo los recibí esa noche con comida y bebida. Ahora ellos me reciben en su casa, también con comida y bebida, y más noche con baile, porque este día no es de tristeza, no, es de fiesta, es de convivir y platicar con ellos”, comenta mientras coloca los pétalos de las flores.

Alrededor de 10 mil zapotecas recorren el panteón Domingo de Ramos en Juchitán este día, aunque las cámaras de comercio ni la autoridad municipal tienen un cifra precisa de la derrama económica, las familias más pobres llegan a gastar como mínimo 200 pesos en flores para tumbas sobrias, otros destinan hasta 5 mil pesos en flores.

“Algunas gastamos entre 500 y 800 pesos en tumbas pequeñas, entre flores y veladoras, aparte lo que gasta uno en arreglar la tumba, pintarlas, limpiarlas, además de lo que se invierte en la comida y la bebida, y si queremos música eso es un extra. En algo sencillo se gasta mínimo mil 500 pesos, pero es sólo un día, un día que los visitamos para no olvidarlos”, comenta Dalia Vásquez López, quien espera a sus hijos y familiares en una de las tumbas más vistosas.

Durante todo el día la música de banda regional no cesa entre los sepulcros, los tamales de iguana no paran de repartirse entre familiares y visitantes. La alegría y la tristeza se mezclan entre las tumbas antiguas y las de reciente creación, este día, bueno y malos conviven en el mismo espacio, la violencia este día da tregua a la ciudad de Juchitán.

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