Querétaro.
Hace más de ocho años, Sergio decidió comprar una casa en Querétaro para su familia con la ilusión de construir un patrimonio donde pudiera echar a andar su negocio.
Después de indagar entre la amplia oferta de casas dio con Homex, una inmobiliaria en expansión que prometía a sus millones de clientes de México “seguridad, bienestar y calidad de vida”.
En abandono
Un breve recorrido por este fraccionamiento, realizado por EL UNIVERSAL Querétaro, muestra decenas de casas abandonadas, saqueadas, llenas de basura en sus interiores, muchas sin ventanas ni puertas, ni cableados ni accesorios.
El olor a orina y a heces fecales llega de golpe a las fosas nasales apenas se pone un pie dentro del cascarón que ha quedado de lo que alguna vez fueron viviendas habitadas.
A pocas cuadras de haber entrado al fraccionamiento hay un amplio terreno enrejado con la puerta abierta en su totalidad y una cartulina con la siguiente advertencia: “Rata, si te agarro robando te linchamos”. Son los restos de lo que una vez funcionó como bodega de la inmobiliaria.
El lugar parece una zona de desastre, como si un huracán o un terremoto hubieran ocurrido. En el piso hay decenas de hojas con membretes del Infonavit, letreros de Homex, cascos amarillos de seguridad regados por todo el terreno, bultos de cemento deteriorados y tabiques rotos, partes de muebles de oficina y hasta el esqueleto de una camioneta.
Alerta ante saqueadores
“Es una característica de este tipo de problemáticas: toma de casas por personas ajenas, ladrones, saqueadores y mafias”, asegura Sergio, quien funge como portavoz de los vecinos afectados.
Una vez que empresas como ésta abandonan los proyectos, los dueños se van y llega la invasión y el robo. Sólo en 2015 se fueron mil 300 familias. En el último censo de la CEA se reporta que actualmente sólo hay mil 770 casas habitadas”, agrega.
Miguel, colono desde hace ocho años, narra que en plena luz del día hay saqueos.
Sin servicios
Miguel agrega que uno de los principales problemas es la falta de agua potable. El líquido sólo les fue suministrado por un año, es decir, desde hace siete años cada colono tiene que comprar agua a través de pipas, que entran y salen del fraccionamiento de forma continua.
“El agua la tuvimos unos meses, pero como el fraccionamiento no está liberado y tiene una deuda de miles de pesos, el agua no nos la surten, hasta se robaron las bombas de agua.
“Llenar un tinaco con una pipa te sale en 100 pesos y para una familia de tres o cuatro dura semana y media. El drenaje es malo, si te asomas las aguas negras se alcanzan a ver, anteriormente no se salía el agua por las coladeras, pero ahora está tapado el drenaje”, expresa.
En el tema de la luz, dice que las casas sí cuentan con el servicio, lo que no hay y nunca existió fue el alumbrado público.
La historia de un fraude
Sergio nos muestra un altero de papeles que ha ido acumulando desde 2015, cuando asumió la responsabilidad de encarar a la empresa y hacerla responder a todos los reclamos y exigencias de los colonos.
Con el plano del fraccionamiento Hacienda Santa Rosa abierto, Sergio apunta con el dedo el lugar exacto donde se encuentra parado y luego señala las otras etapas del proyecto que fueron construidas a partir de 2008, haciendo especial hincapié en las que se dejaron inconclusas y en la localización de los pozos que abastecerían a toda la población.
Además, muestra una hoja emitida por la Comisión Estatal de Agua (CEA), fechada el 21 de febrero de 2009 y en la que se indica, con base en un análisis previo de la infraestructura del espacio, que Homex sólo puede prestar servicios de agua potable, alcantarillado y drenaje pluvial a 2 mil 485 viviendas.
“Aquí le están diciendo [a Homex]: ‘No hay agua para todos, ¿qué vas a hacer?’”, dice Sergio con tono severo.
Agrega que de los cuatro pozos ubicados en el mapa, dos no existen y los otros pertenecen a Juan Manuel Cabrera Santobeña, a quien nunca se le pagaron los derechos.
“Homex publicó que tenía derecho a los dos pozos, pero no le pagó a este señor. Hubo un litigio y el juez le regresó los derechos al dueño, y chínguense las 3 mil 600 familias que había aquí”, dice moviendo la cabeza en señal de desaprobación.
En 2014, cuando el fraccionamiento comenzó a tener desabasto de agua, los colonos metieron una apelación ante la Suprema Corte de Justicia, pero la instancia dijo que no había pruebas y resolvió a favor de la empresa.
Poca esperanza
Como portavoz de sus vecinos, Sergio se ha reunido con los representantes del gobierno municipal, del Infonavit y la CEA, y aunque ha intentado dialogar con Homex, asegura que representantes de la empresa sólo se han presentado para amenazarlo.
A causa del desabasto de agua y todas las otras problemáticas que se han desencadenado en el fraccionamiento, cada ocho días Sergio reúne a los vecinos para planear y generar acuerdos sobre las acciones colectivas a implementarse.
Pero reconoce que cada vez son menos los que se reúnen, puesto que con el tiempo muchas familias se han cansado; otras han preferido desistir, abandonando, gradualmente, sus créditos… y sus viviendas. La solución, admite Sergio, no se ve pronta.