Más Información
Trump amenaza con imponer 25% de aranceles a México si no frena el paso de "criminales y drogas"; se queja por “invasión” de migrantes
Fernández Noroña retira petición a la Corte para que sobresea recursos contra reforma judicial; “no nos moveremos un milímetro”, advierte
Cae hombre desde segundo piso de Forum Buenavista; muere tras ser diagnosticado con traumatismo craneal
¡Ya hay fecha para sacar la licencia de conducir permanente! Habilitarán módulos en CDMX para solicitarla
Reforma para desaparecer órganos autónomos, lista para debate en Diputados, afirma Monreal; detalla proceso y fechas clave
Ciudad Madero.— José Eduardo Jiménez Peña, de oficio carpintero, regresaba de su trabajo en un camión la tarde del domingo 1 de octubre, cuando comenzó a recibir audios y videos de la tragedia en la parroquia de la Santa Cruz. “Decidí bajarme a ver qué podía hacer y ante el impacto de la tragedia estuve hasta la madrugada ayudando con mi trabajo.
“Yo soy carpintero y me dedico a la venta de muebles, esa tarde regresaba de mi trabajo, en transporte público, cuando comencé a ver las publicaciones del acontecimiento”, recordó Eduardo Jiménez.
Impactado por las imágenes, cuenta que no despegaba su mirada del video donde se veía el derrumbe de la iglesia. Al llegar a un punto donde los agentes de tránsito desviaban la vialidad, Eduardo decidió bajarse y caminó rumbo a donde ya todo era un caos.
“Vi una camioneta con maderos o como decimos aquí, con polines de madera de aproximadamente ocho pies, nadie ayudaba a un joven que estaba arriba del vehículo, yo me acerqué y como pude le dije: ‘échame tres maderos’, y me los llevé a la zona cero”, relató.
Eduardo dice que había sólo unos tres jóvenes, quienes se veían inexpertos para medir y cortar ese tipo de material; “por suerte yo traía una sierra y unas seguetas en mi mochila de trabajo, les comenté si necesitaban algo, algún corte, medida, cierta inclinación de una cuña. Los bomberos me pedían ciertos cortes, los ponían como cuña para que al momento de tener gatos hidráulicos los metían debajo de las losas y comenzaban a levantarse”.
Jiménez Peña laboró desde las 16:00 horas del domingo hasta la 1:15 del lunes, después se fue a descansar unas horas y regresó al lugar. “Me llamó mucho la atención la participación de los ciudadanos, la empatía, el desborde por ayudar a las personas que estaban siniestradas, y que a pesar de que no los conocen, hacen lo posible por ayudar al prójimo. La ciudadanía respondió al 100% en empatía”, dijo.
En las acciones de rescate, constantemente se vio a voluntarios que pasaban ofreciendo comida, tortas, café, refrescos, agua y sueros.
Anahí Zavala, al enterarse por las redes sociales de lo que había pasado, se organizó con sus amistades; “nos pusimos de acuerdo para traer ayuda a este punto, para traer un poquito de pan, agua, estuvimos en un carrito, en donde estábamos haciendo lo que son los lonches”.
Desde las 15:00 horas del domingo estuvieron en un carro, a dos cuadras de la iglesia Santa Cruz. Luego, la familia Hernández Patiño les ofreció el patio de su casa para que lo utilizaran y de esa forma nació un centro de acopio ciudadano.
“Comenzaron aquí a llegar más apoyos, más ayuda, también se congregaron más personas a quienes les agradezco. Hicimos lonches, estuvimos dando hasta las tres de la mañana, nosotros estuvimos aquí hasta las nueve. Muchísima gente se nos acercó para entregar los alimentos para las personas que estaban laborando”, refirió.
Anahí admitió que al pasar por el derrumbe sentía mucha tristeza, “ver a familiares de las víctimas que llegaron a ver cómo estaba todo, el ver el derrumbe para muchas personas fue muy fuerte”.
Por su parte, doña Teresa Álvarez recordó que el domingo su vecina la había invitado a la misa dominical, pero no pudo ir.
“Yo vivo en la calle Hidalgo, acudo con frecuencia con mi familia y vecinos a la parroquia, y al saber de lo ocurrido, no titubeamos en buscar de qué forma ayudar”, mencionó.
Fue así como se unió a un centro de acopio en donde preparaba alimentos con otras personas.
La señora Álvarez no recuerda que en el estado haya ocurrido una tragedia de esta dimensión. “Jamás imaginamos que algo así sucedería. Nos parte el corazón tanto sufrimiento”, expresó.
En medio de la tragedia, dijo que los vecinos y los ciudadanos de Madero han mostrado su mejor rostro, el de la solidaridad y la empatía.
En tanto, el obispo de la Diócesis de Tampico, José Armando Álvarez Cano, destacó la solidaridad de la ciudadanía de la zona sur de Tamaulipas. “Ante estos hechos, podremos darnos cuenta que no necesitamos acontecimientos dolorosos para expresar nuestro cariño, nuestro amor y nuestra solidaridad por la gente que lo necesita”.