Santa María Apazco, Oax.- Las palabras de Alejandra Rodríguez Bautista manan con fuerza de un altavoz y se extienden con el viento, cruzando las colinas de tierra colorada donde está asentada El Almacén, una comunidad de la región de la Mixteca, donde un grupo de mujeres ha reencontrado en la producción de pulque una vía de salvación.
Es un día frío y Alejandra sigue convocando por el altavoz a las productoras que integran la organización Mujeres Milenarias para que bajen a la explanada de la Agencia de Policía y puedan contar cómo el rescate de la tradición pulquera de la localidad les ha ayudado a tener opciones de autoempleo e incluso frenar la migración.
Hace siete años, en esta comunidad, en la que habitan unas 116 personas aglutinadas en 36 familias y en la que incluso está en riesgo la continuidad de su escuela primaria, comenzó a surgir la semilla de esta organización de mujeres, luego de que el municipio de Santa María Apazco, al que pertenecen, convocó a un festival del pulque.
Alejandra Rodríguez, una de las integrantes y, hasta diciembre pasado, la responsable de la Agencia de Policía y la Casa de Salud, cuenta que la organización nació cuando las mujeres se dieron cuenta de que tenían la capacidad de trabajar con el pulque, pero ahora ofreciéndolo a otras localidades, pues tradicionalmente éste se elaboraba sólo para autoconsumo y para venderlo con los propios pobladores.
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Con esa idea en mente y con el apoyo de la ingeniera forestal Bibiana Gaytán Bautista, 14 mujeres de El Almacén comenzaron a trabajar de forma conjunta para acercar proyectos que les ayudaran a conseguir recursos y poder salir adelante, pues en El Almacén no existen más opciones de empleo.
Fue así que desde 2013 las mujeres de El Almacén comenzaron a rescatar el conocimiento que habían heredado de generaciones y comenzaron a producir pulque con la finalidad de venderlo a mejor precio en Nochixtlán, la ciudad más cercana y a la que se llega luego de recorrer en vehículo por más de una hora un camino de terracería.
“A veces no se toma en cuenta lo que dicen los abuelitos. Mi suegro me insistía en que sembrara maguey y lo trabajara para mantener a mis hijos. Ahora, vendiendo pulque estoy saliendo adelante con mis muchachos”, cuenta Reyna Hernández López, quien lleva 22 años vendiendo esta bebida y que antes de llevar su producto a Nochixtlán tenía que ofrecerlo de comunidad en comunidad montada a caballo.
Entonces, recuerda, salía desde las seis de la mañana y volvía hasta seis de la tarde, a veces con dinero, otras con maíz o frijol por trueque y otras más con el pulque de vuelta.
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En realidad, todas las integrantes de Mujeres Milenarias ya eran productoras de esta bebida y lo que han realizado con la organización se trata de trabajar en red para conseguir un mejor mercado y un precio más justo.
“Es estar en grupo, así nos apoyamos más. Las compañeras son unidas y cuando se dice que tenemos algún trabajo, nos reunimos. O si tenemos algún taller, porque también trabajamos con artesanías de palma”, cuenta Leticia Gaytán Rodríguez, otras de las integrantes de la organización en la que actualmente sólo permanecen nueve mujeres. A sus 27 años, Leticia es la más joven de ellas.
El pulque que se produce en El Almacén tiene un sabor ligero, la amargura apenas se nota mezclada con el aguamiel que nace del corazón de las enormes pencas que todos los días las mujeres milenarias abren y raspan para extraerla gota a gota.
Alberta Pedro Clemente, otra de las integrantes, explica que para producir este pulque sólo es necesario esperar a que el aguamiel escurra del maguey. Luego, al recolectarlo con un acocote y acumularlo en galones, se le agrega la nana, que se trata de pulque amargo ya fermentado.
Es siguiendo esta técnica que cada una de las mujeres milenarias produce hasta 30 litros de pulque al día, pues en promedio, raspan 10 magueyes al día, de los cuales recolectan aguamiel por la mañana y por la tarde; la cantidad es en función de su tamaño. “Los niños toman el pulque y el agumiel porque no nada más es una bebida alcohólica, también tiene nutrientes y vitaminas, y es recomendable tomarlo en ayunas”, dice Alberta.
Alejandra agrega que luego del trabajo que han realizado como organización, muchos pobladores están regresando a tomar el pulque porque es más barato que la cerveza y porque se retomó también el tepache, una bebida que se elabora para fiestas tradicionales y para las cuales les llegan a encargar hasta 60 litros para prepararlo.
De acuerdo con Bibiana Gaytán Bautista, ingeniera forestal que tuvo la idea de arrancar con este proyecto, además de que las mujeres tengan mayor mercado y un precio justo por su pulque, que antes vendían a 10 pesos el litro y ahora comercializan a 20, la finalidad de Mujeres Milenarias también es ayudar a la reforestación de las distintas variedades de magueyes de la región.
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Para ello, cada una de las productoras siembra sus propios ejemplares, hasta 400 por año, mediante técnicas como la zanja bordo, pensada para evitar la erosión, el deslave del terreno y facilitar la acumulación del agua, pues en El Almacén carecen del líquido y no podría mantenerlos con riego.
A varios años de arrancado el proyecto, la ingeniera explica que las mujeres han logrado tener actividades productivas propias, frenar la migración y posicionar un producto “bueno, limpio y justo” que, incluso, les ha valido que proyectos como Rutopia lo hayan incluido como un destino para visitas turísticas, en las cuales la elaboración del pulque es el principal protagonista y por el cual su trabajo ha sido conocido en diferentes países.
Además, cada año, en mayo, Mujeres Milenarias organiza su feria del pulque, en la que no sólo presentan la bebida que cada una elabora, además tienen la posibilidad de que hasta 3 mil asistentes se deleiten con productos como pan o curados, que también nacen de esta herencia ancestral.