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Chilpancingo.- La madrugada de este sábado, fueron hallados siete cadáveres desmembrados y decapitados frente a la plazoleta del tradicional barrio de San Mateo en Chilpancingo.
De acuerdo con el reporte policiaco, alrededor de las 4:00 de la mañana, policías estatales encontraron los siete cadáveres en la calle 16 de Septiembre, en pleno centro de la ciudad capital.
Algunos restos —piernas, brazos, tronco— estaban tirados sobre la calles, mientras que cinco cabezas fueron dejadas sobre el cofre de una camioneta color gris, junto con dos cartulinas con mensajes dirigidos a la alcaldesa, la morenista Norma Otilia Hernández Martínez, y el síndico Andrei Marmolejo Valle.
Los cadáveres, según se informó, corresponden a cinco hombres y dos mujeres.
De manera extraoficial se supo que cuatro de los siete cadáveres desmembrados hallados corresponden a la familia desaparecida el pasado 10 de junio en la carretera federal Chilpancingo-Acapulco entre los poblados de Palo Blanco y Petaquillas.
Desaparece familia en la carretera Chilpancingo-Acapulco
Elizabeth Catalán Olalde, Eloy Peralta García, su hijo Diego Gael, junto con su novia, Brithany Castro Santiago, salieron de Chilpancingo rumbo a la comunidad de Palo Blanco a dejar a un pariente. Eran las 12 de la mañana de ese sábado, avisaron que pasarían a comprar para cenar, dejaban al padrino de Diego y regresaban.
A las 2:30 de la mañana, Diego envió un mensaje de texto a su hermana para avisarle que iban de regreso a Chilpancingo, pero eso no ocurrió. No llegaron y ninguno de los cuatro volvió a responder un mensaje o una llamada.
Cinco días después, se supo de ellos. Cuando familiares y amigos marchaban para exigir que las autoridades implementaran una operación de búsqueda, comenzaron a difundir un video donde aparecían acompañados de tres hombres.
¿Familia desaparecida formaba parte de un grupo criminal?
Los cuatro aparecen en el video con las manos atadas hacia atrás, sometidos. Están siendo interrogados. Diego, de 17 años, dice que es integrante de un grupo criminal y acepta haber participado en el asesinato de Miguel Ángel Casarrubias Pérez, director del Hospital Comunitario de Quechultenango, ocurrido fuera de la tienda Aurrera en el sur de Chilpancingo.
Lo asesinaron, dice, porque era el que curaba a Los Ardillos. También dice —o lo obligan a decir— que participó en el asesinato del columnista Fredid Román Román ocurrido el año pasado en el centro de Chilpancingo.
Eloy y Elizabeth, los padres de Diego, afirman que sabían de las actividades de su hijo. Lo mismo dice su novia Brithany.
Los otros tres hombres también se responsabilizan de hechos de violencia y dicen que trabajan para Jesús Baltasar Moreno, “El M”, de Corral de Piedra, municipio de Leonardo Bravo.
mcc/cls