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" Por primera vez en mi vida le pedí a Dios que dejara de llover. " Así lo dice Elizabeth Acosta Cota , campesina de 47 años que, al igual que su familia, vive de la cosecha de tempora l.
Como ella, más de 2 mil 658 sinaloenses anhelan regresar a la normalidad después de que la depresión tropical E-19 se llevara casi todo lo que tenían.
"Los camiones no han podido pasar porque está muy angostito el camino y tienen miedo de que se derrumbe más . Yo nunca le he pedido a Dios que dejara de llover pero ese día sí lo hice porque era mucha agua. Mucha gente se andaba ahogando en sus casas ", contó.
En la comunidad de Bolsa de Tosalibampo, Sinaloa , hace falta el agua .
Desde que el miércoles pasado la lluvia arruinó las carreteras y los caminos , los vecinos se han mantenido incomunicados : no tiene recepción para llamar por teléfono y las carreteras cercanas continúan anegadas o llenas de socavones , lo que ha impedido el paso de camiones repartidores para surtir las tiendas locales o la repartición de víveres por vía terrestre.
Esta tarde, cuando llegaron elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) a repartir despensas y agua embotellada , los vecinos comenzaban a caer en la desesperación: se les terminaba el agua para beber y la de los pozos se había contaminado con los animales muertos que fueron arrastrados por el agua . La emergencia ya pasó, pero en la comunidad prevalece el olor a muerto .
"Algunos vecinos están intentando purificar agua con cloro , pero sale amarillenta . Está contaminada por los animales muertos que arrastró la corriente. Muchos niños se están enfermando del estómago . Les damos la poquita agua que nos ha quedado pero se nos está terminando. El agua es lo que más falta nos hace ", dice Arturo Hernández Hernández, de 26 años de edad .