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Chilpancingo.— El mercado Baltazar R. Leyva Mancilla de Chilpancingo, casi siempre ha estado abarrotado sin importar la emergencia sanitaria provocada por el Covid-19.
En este tiempo, en esta central de abasto las cosas han variado poco. En el primer fin de semana de julio, en las entradas no hay filtros sanitarios, nadie ofrece gel antibacterial ni supervisa que las personas entren con cubrebocas; en Guerrero su uso es obligatorio.
Adentro, todos los puestos están abiertos sin importar que ofrezcan ropa, aparatos electrónicos, de belleza, zapatos, todos estos considerados no esenciales en esta emergencia sanitaria.
En los pasillos las aglomeraciones son cotidianas, la sana distancias no existe, pero la mayoría de los clientes porta el tapabocas.
En mayo, en el mercado se endurecieron las medidas. Los comerciantes instalaron cercos sanitarios: en las entradas ofrecían gel antibacterial y no permitían el acceso sin cubrebocas. Además, cerraron una calle paralela al mercado debido a la aglomeración.
Por su parte, las autoridades, junto con militares y policías, obligaron a cerrar unos 300 negocios no esenciales, aunque esto duró poco. A los 12 días, los comercios no esenciales volvieron a abrir y los filtros sanitarios se relajaron.
La realidad es que los mercados en Guerrero nunca han dejado de tener la movilidad habitual, lo cual ha tenido consecuencias. El caso emblemático es el mercado de Iguala y sus alrededores, que fueron considerados foco rojo de contagios.
“En el mercado municipal, la última cuenta que nos hicieron era de 31 personas que habían fallecido, que eran comerciantes o personas que vendían alrededor del mercado”, explica el alcalde de Iguala, Antonio Jaimes Herrera.
A casi dos meses de la pandemia, el mercado central de Iguala sigue presentando una alta movilidad: en las avenidas Altamirano y Galeana, las dos paralelas, decenas de personas se aglomeran en puestos, incluso en negocios considerados como no esenciales.
Esta alta movilidad sigue presente, pese a que el ayuntamiento restringió el acceso: un día sólo pueden entrar mujeres y el otro, sólo hombres; además del cierre de negocios no esenciales, lo que se incumple un día sí y otro también.