Guerrero.— Angélica fue obligada a casarse, después la abusaron sexualmente, la encarcelaron y al final tuvo que huir de su pueblo, Joya Real, en Cochoapa El Grande, en la Montaña de Guerrero; no puede regresar, pues ahí las hostilidades contra su familia no han parado.
El martes pasado, una comisión integrada por funcionarios del gobierno del estado, la Comisión Estatal de Derechos Humanos y del Centro de Defensa de los Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, intentaron regresar a Angélica a Joya Real.
La comisión hizo un recorrido por el pueblo y hallaron la puerta de la casa de los padres de Angélica macheteada. Luego se reunieron con los pobladores, pero ellos pusieron condiciones: que se libere a Rutilio Julián Moreno, padre del hombre con el que obligaron a Angélica a casarse y quien está preso en la cárcel de Tlapa por violarla.
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También pidieron la liberación de los dos policías de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), quienes encarcelaron a Angélica y a sus tres hermanas.
En ese contexto, la comisión determinó que no había condiciones para que Angélica regresara a su pueblo. Sin embargo, aprovechó para informar a los habitantes sobre las consecuencias legales a que se exponen de seguir con los matrimonios forzados entre menores de edad.
Neil Arias, abogada de Tlachinollan, narró que en la reunión los principales, delegados y comisarios de varios pueblos, estuvieron de acuerdo en frenar los matrimonios forzados entre menores, pero exigieron que el gobierno atienda a sus regiones.
“Pusieron el ejemplo de las escuelas de preescolar, primaria y secundaria que están cerradas en las localidades porque no se han presentado a dar clases los maestros”, subrayó.
El 29 de septiembre, un grupo de policías comunitarios llegó por Angélica, una adolescente de 15 años, a la casa de su tía. La detuvieron y se la llevaron junto con su tía, una mujer de 70 años, y sus tres hermanas: una de ocho años y las otras dos de seis.
Las cinco fueron detenidas porque Angélica se escapó de la casa del padre del hombre con el que la obligaron a casarse. Si no regresaba debía pagar 210 mil pesos, el doble de lo que dieron por ella, le advirtieron los comunitarios, quienes dijeron que no podría ser libre.
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Angélica se escapó porque el padre del hombre con el que la vendieron había intentado violarla cuatro veces. La menor vivía en esa casa porque su marido se fue a Estados Unidos a trabajar.
Angélica y sus tres hermanas pasaron 11 días encarceladas. Antes los comunitarios liberaron a su tía. El caso se supo hasta que la madre de la joven, Concepción, lo denunció el 9 de octubre en un hospital, en el municipio de Ometepec, en la Costa Chica.
Ese día, Concepción llegó a la comisaría con comida para sus tres hijas. Discutió con los policías comunitarios hasta que uno de ellos la golpeó; estaba embarazada de trillizos, pero la agresión le provocó el aborto.
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