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Oaxaca.— Unos minutos después de que el reloj marcara las 13:00 horas, Yalitza Aparicio bailó en la Guelaguetza.
Habían sido meses de incertidumbre desde que la actriz nominada al Oscar se convirtió en la imagen oficial de esta fiesta y casi desde el primer momento empezaron las especulaciones sobre si la oaxaqueña finalmente asistiría como invitada especial a esta celebración, que data de 1932.
Ayer, la joven que conquistó a Hollywood se fundió a través del baile con sus hermanos oaxaqueños de todas las regiones del estado: la Mixteca —su lugar de origen—, la Costa, el Istmo, los Valles Centrales, la Cañada, la Cuenca del Papaloapan y las sierras Norte y Sur.
La joven, quien a los 25 años pasó de ser maestra de preescolar a una actriz asediada por la prensa, contempló desde el palco central del auditorio todas las presentaciones: los sones y jarabes de Tlaxiaco, la Boda pochutleca, la Danza de la pluma, Flor de piña, así como las Chilenas del carnaval putleco.
No estaban solos. Miembros del público e integrantes de las 13 delegaciones participantes se sumaron a ese momento de hermandad. Eran aplaudidos por las miles de personas que acababan de presenciar esta celebración, que es considerada “la fiesta étnica más importante de Latinoamérica”.
En medio de este baile, un gran letrero irrumpió en el escenario. Las letras negras se deslizaban de un lugar a otro al ritmo de los sones, los jarabes y las chilenas, llevando su mensaje a los presentes: “México sin plagio de textiles”. Cinco palabras resumían una exigencia de aspiraciones internacionales y que se traduce en una petición: respeto.
Al mismo tiempo, la secretaria federal de Cultura, Alejandra Frausto, el de Turismo, Miguel Torruco, y la senadora oaxaqueña Susana Harp, replicaban el mensaje con leyendas como #DefiendoElArteMexicano, #ElOrigenSíCuenta y #OrgulloOaxaqueño.
La razón de este mensaje con tono de reclamo data de hace unos días y de siempre. A principios de junio se reveló que la firma Carolina Herrera se había “inspirado” en textiles mexicanos de Jalisco, Hidalgo y Oaxaca para su más reciente colección.
Es el más cercano, pero no el único caso. Lo que siguió fue una ola de pronunciamientos por el respeto a las creaciones y saberes de los pueblos originarios, y la falta de mecanismos para evitar el saqueo cultural a las naciones indígenas.
La responsable de portar el mensaje contra los plagios era una mujer joven, ataviada con la indumentaria tradicional de la Heroica Ciudad de Tlaxiaco, la misma que lució Yalitza en los promocionales de esta fiesta.