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Pantelhó, Chis.- La Guardia Nacional, Ejército y corporaciones policiacas retomaron el control de Pantelhó , convertido en un pueblo desolado desde el miércoles, cuando dos grupos armados chocaron durante varias horas y uno de estos emboscó a un convoy de fuerzas federales estatales en la mañana del jueves, hecho que dejó seis policías y tres soldados heridos.
Este viernes los tzotziles que viven en comunidades de Pantelhó y Chenalhó donde accionaron los grupos entre el miércoles y jueves, aún abandonaban sus hogares, ante el temor de que se registren nuevos choques.
En Pantelhó los habitantes se congratulan con la presencia de la Guardia Nacional, Ejército y Policías, después de varios días de hostilidades y pidieron que ahora “se queden de manera permanente” los uniformados, para poder conseguir la tranquilidad en este municipio ubicado a unos 48 kilómetros de San Cristóbal de las Casas.
A lo largo de más un kilómetro de la comunidad San José El Carmen, quedaron esparcidos casquillos de escopetas, fusiles de asalto y pistolas, como testigos de la refriega entre las fuerzas federales y estatales, para repeler el ataque del grupo armado que chocaron durante más de 120 minutos.
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Dos camionetas de la Policía Municipal de Pantelhó quedaron a mitad de la carretera totalmente calcinadas y en los alrededores, los miembros del grupo armado derribaron árboles y colocaron barricadas el jueves, mientras la Guardia Nacional, Ejército y Policía se encontraban en la cabecera municipal, donde llegaron alertados porque grupos antagónicos habían chocado el día miércoles.
Esta tarde la vía entre Pantelhó y Chenalhó , fue liberada después de más de dos horas de trabajo de las fuerzas que mantienen el control de la zona. Con la ayuda de motosierras y cuerdas, lograron cortar y arrastrar los troncos que cerraban el paso de los vehículos.
Pero a pesar de la presencia de los militares y policías en el área, el transporte público ha suspendido las corridas entre Pantelhó a San Cristóbal de las Casas.
Emboscada a convoy
El jueves por la mañana, el convoy de la Bases de Operaciones Mixtas que se encontraba en la cabecera municipal, integrado por unos 300 elementos, intentó hacer un recorrido por la zona donde se había enfrentado los grupos armados, pero al ingresar al área, fueron emboscados y el ataque duró más de dos horas.
Explica que los miembros del grupo armado se ubicaron entre los cafetales, desde la madrugada del jueves, desde donde emboscó a las fuerzas federales y estatales. Bajo de los árboles aun se puede ver cajas de cartuchos vacías, bolsas de suero oral, refrescos y botellas con pozol que los tzotziles consumieron.
Después de dos horas de enfrentamiento, los militares y policías consiguieron salir del área, para replegarse en la cabecera municipal, desde donde fueron sacados los heridos vía aérea hacia Tuxtla, en un vuelo de 15 minutos.
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Esta mañana, un helicóptero de la VII Región Militar sobrevoló las comunidades de Pantelhó y Chenalhó y minutos después los uniformados ingresaron al camino donde estaban los miembros del grupo armado. Los soldados y policías parecían temerosos después de haber sido sorprendidos por el grupo armado.
Pero antes del medio día, las fuerzas de seguridad habían recorrido los cafetales donde se parapetaron los integrantes del grupo armado y en una comunidad de Chenalhó, encontraron algunas armas que usaron los grupos armados, pero oficialmente no se conoce el número y tampoco las características.
Los pueblos entre Chenalhó y Pantelhó están prácticamente desolados , con casas donde solo los perros y aves de corral han quedado, mientras sus moradores han huido a la comunidad Acteal, donde se ha refugiados 225 tzotziles, Yacteclum, Chenalhó y San Cristóbal de las Casas, en iglesias católicas, evangélicas y auditorios.
En Pantelhó los negocios, consultorios médicos y el mercado han sido cerrados desde el miércoles, pero los habitantes ni por asomo salen a sus casas. Solo un grupo de hombres se encuentra el parque, donde el Ejército, la Guardia Nacional y Policía Estatal mantienen su centro de operaciones, pero en los alrededores los uniformados también han establecido puntos de vigilancia como el que se ubica en el cementerio.
Una mujer de San José El Carmen, lloró de alegría al ver los patrulles de las fuerzas de seguridad que pasaron frente a su casa. Ella, su esposo y cinco más de sus familiares se refugiaron en un cuarto desde el miércoles por la noche y fue hasta el jueves por la tarde, que lograron salir, cuando habían cesado las hostilidades.
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Miguel López, el jefe de familia dice que cuando escucharon los primeros disparos de armas de fuego, no tuvieron ánimos de huir, porque si se iban hacia la barranca que está atrás de su casa, los podían confundir, pero si subían a los cerros que tienen enfrente, tampoco lo podían hacer, porque ahí estaban parapetados los tzotziles armados.
El jueves por la tarde, las familias de San José del Carmen lograron congregarse y ver que no había heridos y después de comer frijoles, tortillas y café, volvieron a refugiarse en sus casas.
Antes de que ocurriera la emboscada, Manuel Pérez Pérez, de 83 años de edad, su esposa Marta López Díaz, de 70 años, sus nueras y sus nietas caminaron dos horas de Quextic, hacia Acteal, para pedir refugio porque temían que las bombas y las balas que sonaban frente a su casa.
Este hombre que en 1997, su hijo Manuel Pérez López, entonces de seis años de edad, resultó herido al recibir un disparo de arma de fuego en la rodilla izquierda, dijo que los enfrentamientos que ocurrieron entre el miércoles y jueves en los límites de Acteal y Pantelhó, reavivaron los recuerdos de la masacre de hace 24 años donde murieron 45 tzotziles.
Al momento que la Guardia Nacional, Ejército y Policía, liberan la carretera, hacia las 16:00 horas del viernes, dos niñas se abren camino entre los uniformados, ambas con dos bultos a la espalda y más adelante una mujer es conducida por su hija para buscar refugio en una comunidad de Chenalhó. “Tenemos miedo”, dice la invidente mientras una fina lluvia empieza a caer en el área.
apr/rcr