El que “dejó con la boca abierta a propios y extraños” en Puebla, nos cuentan, fue el secretario de Gobernación municipal de la capital, Jorge Arturo Cruz Lepe (PAN), pues sin pudor reconoció que le entran a eso del espionaje. Nos relatan que en su comparecencia por el primer año de gobierno municipal, don Arturo indicó que desde el pasado 8 de marzo tienen tres personas infiltradas en colectivos feministas para detectar qué grupos son los radicales, lo cual fue repudiado por activistas y colectivas que exigieron su renuncia y detener las labores de espionaje, e incluso, el propio municipio lamentó las declaraciones e intentó “enmendar la plana” y negar a las infiltradas, pero el daño estaba hecho. ¿En dónde más tendrá metidas las narices?

Flores, a pesar de escándalo

Quien nomás “está viendo y no ve” en Veracruz, nos platican, es el gobernador Cuitláhuac García Jiménez (Morena), luego de que este jueves presentó su renuncia el secretario de Seguridad Pública estatal, Hugo Gutiérrez Maldonado, por el escándalo que se desató por la detención de cuatro mandos de la dependencia presuntamente involucrados en la desaparición del director de la Policía Vial de la propia dependencia, Juan Alan Cuetero Meza. A pesar de eso, nos detallan, don Cuitláhuac afirmó que por don Hugo “hablan los resultados, la entrega a la encomienda y su lealtad al proyecto de transformación”, aunque más de uno consideró que las flores estaban de más ante los resultados. ¡Ups!

¿Se le olvida que es funcionaria?

Luego de la intoxicación masiva de alumnos en Bochil, Chiapas, nos comparten que la presidenta del DIF municipal, Adriana Aguilar, esposa del edil Sergio Luis Zenteno (PRI), se hace la desentendida cuando le preguntan ¿cuánto ha gastado su dependencia en la organización de foros para prevenir la drogadicción en adolescentes? y lo peor es que muy ofendida responde: “No soy contadora”. Nos dicen que doña Adriana se caracteriza por poner nulo interés en su cargo, ya que está más al pendiente del vecino municipio de Ixtapa, donde su familia ha acaparado el poder desde la década de los 40, y de Bochil no sabe ni cuántos habitantes hay, por lo que varios exigen cuentas y que si no le sabe, “que ahueque el ala”.