Apatzingán.— El sacerdote Gregorio López Gerónimo, mejor conocido como el padre Goyo, acusó que en Michoacán gobierna el crimen organizado y que el mandatario estatal, Alfredo Ramírez Bedolla (Morena), es un empleado de los delincuentes.
En entrevista para EL UNIVERSAL, el también presidente y fundador de la asociación civil El Buen Samaritano reveló que ha recibido amenazas de muerte y su cabeza ya tiene precio.
Denunció que en el corazón de Tierra Caliente se vive un clima de inseguridad y miedo total. “Hay desplazamientos, expulsados y personas privadas de su libertad que están desaparecidas; esos son los tres grados de vulnerabilidad de la población”.
Aseguró que, resultado de la violencia que se vive en Michoacán, desde hace cinco años hay más de 125 mil personas desplazadas de sus localidades, y la mayoría ya busca asilo político en Estados Unidos.
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¿Quién gobierna en estos municipios de mayor violencia de la Tierra Caliente y en todo el estado?
—Gobierna el narco, gobierna la delincuencia organizada, apoyada y apadrinada desde las esferas de gobierno. Aquí el cáncer está muy metido, dado que los gobernantes están involucrados y reciben dádivas.
Nada más para que te des una idea, en este momento el capo de capos se llama general José Alfredo Ortega Reyes (secretario de Seguridad Pública estatal), él es el más responsable de todo el desmadre que hay en Michoacán y del nexo delincuencial que hay con los cárteles.
Yo le digo a [el gobernador Alfredo Ramírez] Bedolla que tengo cinco años trabajando con los desprotegidos y he atendido a más de 125 mil víctimas; 25 mil por año. Le pregunto: ¿quién va sobre el victimario?
Yo le pido que me dé un nombre, nada más uno, que haya metido a la cárcel. Metió a los de los Pueblos Unidos, que son cortadores de aguacate, pero a los delincuentes no los ha tocado ni los va a tocar.
A los que mataron a Hipólito Mora no los va a tocar. A Heladio Cisneros, La Sirena, ni a Nicolás Sierra Santana [líder de Los Viagras] no los va a tocar, porque él es parte del problema.
¿Qué decir ante las acusaciones del gobernador de que hay sacerdotes vinculados al crimen organizado?
—Hoy [el gobernador] está invitando a los sacerdotes a que dejemos la sotana para irnos a la política, pero eso es como hacernos parte del cáncer social que tiene hincado al país y que son los narcopolíticos.
Entonces, irnos a la política es hacernos parte de esa misma mugre. Yo no estoy haciendo política; el obispo [de Apatzingán, Cristóbal Ascencio] no está haciendo política. Estamos hablando por el pueblo, que lo entienda bien. Nosotros estamos hablando en nombre de Dios, en nombre del pueblo y de las víctimas, que son los pobres, son los protegidos por Dios y son los predilectos de Dios los huérfanos, las viudas.
Y si tú no defiendes lo que es de Dios, entonces ¿qué chingados estamos haciendo?
Yo les digo: no le dejes al César lo que es de Dios, y la vida no es del César. La libertad no se negocia, no se vende, no es del César, eso es de Dios. Es un mandato divino el vivir bien, con honor, con dignidad, los derechos humanos, la salud; por tanto, yo le digo a [el presidente] Andrés Manuel López Obrador que esas víctimas no son mercancía; así hay que entenderlo y defenderlos con la vida. Así que no estamos haciendo política, estamos cumpliendo una misión de vida y si mi vida es Cristo, morir es una ganancia, dice San Pablo.
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¿Los clérigos son voceros del crimen organizado?
—Nosotros no necesitamos y no estamos aliados con nadie. ¿Cómo puedo ser vocero de quien estoy atacando?... Se ocupa nomás un pelo de sabiduría para entender eso.
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—Ellos van a seguir echándole la culpa a Felipe Calderón y a Enrique Peña [Nieto], pero ‘cuando el arriero es pendejo, le echa la culpa a las mulas’.
Les quedó grande el puesto y que lo reconozcan. Para ser político se tiene que ser humano y se tiene que ser hermano, y ellos ni humanos son ni hermanos. No sienten al pueblo como su sangre, hablan desde lejos, de oídas. Que tienen otros datos y los datos que tienen son del diablo, porque el único que miente es el diablo, y al mentir ellos de esa manera es un crimen... estar hablando de que en Michoacán hay seguridad.
Hoy le queremos dar a la autoridad el beneficio de la duda, que nos demuestren lo que resta del mes de julio para saber de parte de quién está el gobernador. Que agarren a los 10 capos de Michoacán y los metan a la cárcel. Si no, tenemos que tomar el estado, pero no con las armas, sino con la inteligencia, porque somos más los buenos que los malos.
¿Ha recibido amenazas recientes por sus críticas?
—Claro que sí. Ya le pusieron precio a mi cabeza. Me dicen que ya me están buscando y que ya tienen la paga para que me liquiden. Todavía ayer alguien me preguntó que quién era el magnate o el capo que estaba tras de mí, y yo le dije: ‘Pues diles que no es un capo, pero sí es el jefe de jefes y el día que se mueran los perros van a ser aniquilados por Él’. Trabajo para Cristo, es mi jefe y tengo toda la confianza. Soy su protegido. Es mi protector. Tengo todas las garantías de Él. Así, que le tope.
¿Tiene miedo?
—Mira, tengo más miedo de callarme. Tengo más miedo de ser cómplice, como dice Bedolla, porque el silencio es criminal.
Hoy tengo más miedo a la opacidad, al acostumbramiento al olor a muerte, porque lo peor que te puede pasar es acostumbrarte al olor a muerte, ver cómo está sufriendo alguien y quedarte callado, mudo. Entonces, no podemos quedarnos callados con todo lo que hemos visto.
Aquí sigue presente la delincuencia con todo, porque saben que el gobierno los va a estar contemplando; el gobierno sólo viene a aplaudir porque el gobierno miente, porque les va a dar abrazos, no balazos, porque no hay ley para ellos los [criminales], porque el gobierno no tiene huevos y por eso la delincuencia está tan crecida y todos estamos bajo amenaza en este estado y en todo el país.
¿Qué mensaje mandó el gobernador del estado con sus declaraciones?
—Él está queriendo inmiscuir o embarrar a otras instituciones para que lo dejen en paz, porque tiene la orden de que calle, que no hable, que no denuncie, que no persiga.
¿Quién?, los [criminales] que le pagaron la campaña, los que le siguen pagando dádivas fuertes y aquí el que paga manda.
Finalmente, el sacerdote católico advirtió que realizará un movimiento a fin de que todos los michoacanos que viven en el interior de la entidad se vayan a vivir a Morelia, el cual, de acuerdo con el gobernador, es un municipio seguro.
Exigió al mandatario estatal que desaloje el Palacio de Gobierno, el Congreso estatal, el edificio del Poder Judicial, la 21 Zona Militar y las instalaciones de la fiscalía para alojar a todos los desplazados, que han huido de sus localidades por el acoso del crimen organizado.