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Zacatecas, Zac.- Los festejos religiosos por la Navidad concluirán en la comunidad de Zóquite, en el municipio de Guadalupe, el 6 de enero con la apertura de las puertas del nuevo templo que alberga al Niño Dios monumental, que mide 6.58 metros de altura. Para esta ocasión, la figura estrenará un ropón, cuya confección se ha guardado bajo el más estricto secreto.
En 50 años que tiene como costurera, Graciela Parga Márquez ha hecho cientos de vestidos para las pequeñas figuras de Niños Dios. También confecciona atuendos para bautizo, primera comunión y hasta de novia. Sus clientes son la gente del pueblo y algunos migrantes que radican en Estados Unidos, pero es la primera vez que confecciona un ropaje “así de grandote” para vestir a la figura, también conocida como el Niño Dios gigante.
En todo momento, Graciela mantiene en reserva las características de la indumentaria que llevará puesta el Niños Dios, para acatar la encomienda de las autoridades eclesiásticas de no dar información. Por ello, la costurera sólo se atreve a mencionar que el vestido medirá unos cinco metros de largo.
Algunos de los habitantes de Zóquite, entrevistados por EL UNIVERSAL, consideran que este silencio se debe a la repentina fama que adquirió el Niño Dios a nivel nacional e internacional.
No sólo es su tamaño lo que llama la atención, sino sus rasgos que han sido objeto de controversia y memes en redes sociales.
De pronto, la comunidad de Zóquite —que tiene una población de 6 mil habitantes— se ha colocado en el mapa, gracias a esta figura religiosa que fue elaborada por artesanos de Chimalhuacán, Estado de México.
El Niño Dios, que pesa 750 kilos, es la imagen central de un nuevo templo en el que se invirtieron 6 millones de pesos. La figura costó alrededor de 280 mil pesos.
Los habitantes esperan que el lugar se convierta en un centro turístico religioso, ya que a diario llega gente que desea ver al “Niñote”, y se van con la decepción de que la iglesia está cerrada.
El templo será consagrado el 6 de enero en una ceremonia que oficiará el obispo de Zacatecas, Sigifredo Noriega Barceló.
La costurera del “Niñote”
Doña Graciela, de 69 años de edad, deja claro que no puede dar mayores detalles, pero admite que ha dedicado varias semanas a su gran misión: elaborar la vestimenta del Niño Dios.
Comenta que ha puesto mucha dedicación. Todos los días se levanta temprano y después de almorzar se va a un lugar cerrado al público general —que consiguió el párroco del lugar, Humberto Rodríguez—, al cual sólo tienen acceso ella, una ayudante y el cura.
Comenta que cuando aceptó este reto desconocía que el Niño Dios era gigante. La invitación que recibió del padre fue unas semanas antes de que llegara la efigie. Cuando arribó la imagen fue a tomarle las medidas para el vestido y, asegura, quedó impactada.
“Yo pensaba que era pequeño, como el de la capilla original, por eso, cuando lo vi me sorprendí mucho. Me puse las manos en la cara y dije: ¡Santo Dios, es exageradamente grande! Incluso, le llegué a decir al señor cura que tal vez yo no era la indicada para hacer el vestido, que tal vez debía buscar quién se lo hiciera”, relata.
Sin embargo, el padre la convenció. Le dijo que si podía hacer un vestido pequeño también podía hacer uno grande, era lo mismo.
Doña Graciela dice que esta misión le ha costado no estar muchos días en su casa, pero tiene el apoyo de sus tres hijas y su hijo.
Orgullosa de sí misma, destaca que hace “vestidos muy bonitos, muy detallados para los Niños Dios”, en los que normalmente se tarda entre seis y ocho horas. Sin embargo, para el Niño monumental, el diseño no es de ella, sólo confecciona la propuesta que le dieron, la cual define como “ropón”.
Lo que no puede ocultar es su gran entusiasmo por ser la elegida en esta encomienda, y admite que siente una gran responsabilidad de elaborar la vestimenta que todos conocerán en pocos días.
La esperanza de Zóquite
Miguel Ortiz y Marisol Bañuelos viven en una de las casas frente al Templo de la Epifanía. Destacan que ahora con la fama del “Niñote”, mucha gente sabe de la existencia de Zóquite.
Confían en que la comunidad se transforme en un lugar turístico. Incluso, están motivados a poner algún negocio en su casa, porque saben que tendrá afluencia de visitantes y ya no pasarán inadvertidos. Zóquite se ubica sobre la carretera que une a otras dos poblaciones más conocidas: Tacoaleche, que alberga al Santuario del Niño de las Palomitas, y Santa Mónica, famosa por sus emblemáticos conos.
Don Miguel, quien ha sido dos veces comisario ejidal, menciona que desde niño ha sido vecino de ese templo. Recuerda que a su padre le tocó acarrear piedra en su carretón para la antigua capilla; ahora, a él le ha tocado contribuir con faenas para la edificación del nuevo templo que se comenzó a construir hace 10 años.
Una vez que se concluyó esa obra sólo faltaba que llegara el nuevo Niño. El matrimonio platica que el párroco Humberto hace meses les informó que había adquirido una nueva imagen “muy especial que estaba inspirada en uno que vio en Roma, Italia, pero nunca les dijo que sería monumental”.