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La yaca es una enorme fruta de más de 5 kilos que inició su distribución y venta en Campeche y poco a poco va ganando espacio en la Península Yucateca, debido a su original sabor y a que algunos curanderos le han adjudicado propiedades curativas.
Este fruto llega a tener el tamaño de una gran sandía, pero de color amarillo con unas “pequeñas puntitas” parecidas a las de la piña y cuya pulpa no sólo puede tomarse en licuados y refrescos, sino que tiene un sabor combinado a piña y naranja.
Este fruto se presume proviene de Blangadesh, India, y su demanda ha aumenta recientemente en forma galopante, tanto por comensales como por ejidatarios y comerciantes, quienes pronostican un auge de este producto en los próximos años.
Ejidatarios de Campeche y Yucatán esperan que en un plazo máximo de tres años sus cosechas puedan comercializarse en diferentes mercados nacionales, debido a que muchos yerbateros y curanderos de la región peninsular aseguran que la yuca ayuda ante enfermedades como la diabetes, así como la presión y el colesterol altos.
Producción. El gran tamaño de la yaca llama la atención en mercados y tianguis de Yucatán, especialmente en los municipios de Ticul, Tekax, Yotholin y Muna, ubicados en el sur del estado.
Quien la ha probado asegura que su sabor mieloso no se parece a ninguna fruta en especial de las ya conocidas, pero es una combinación entre piña con naranja.
El árbol de esta fruta da frutos la mayor parte del año. Surge de altos árboles de hasta tres y cuatro metros de altura y cuelga de su tallo principal. La fruta de gran tamaño puede pesar de tres a cinco kilos y en algunos casos hasta los ocho. Aunque se estima que actualmente sólo unos 30 productores y parcelarios se han fijado en la innovación de ese producto y en la siembra, se considera que podrá crecer en la medida que los mercados la demanden.
Ignacio Villarreal Moreno es productor de cítricos como mandarina, limón y naranja, pero ha incluido en sus dos parcelas la siembra de yaca. Explica que la fruta llegó por azares del destino a la península yucateca y paulatinamente ya es conocida en los mercados.
En el municipio de Oxkutzcab, Ignacio y sus agricultores son de los pocos expendedores de la fruta. Cuenta con ocho árboles de yaca en sus dos parcelas, algunos apenas de un año y meses y que aún no generan producción, pero asegura que cada árbol puede producir de 60 a 100 yacas en una sola temporada.
Desde 2013 comenzó a cultivar la fruta, pero fue hasta 2016 cuando tuvo su primera cosecha. “Fue una buena venta. Los yerbateros la adquirieron y mucha gente de Cancún y de Mérida”, aseguró.
Por su parte, Arcadio Cetina Cetina, agricultor que trabaja para Ignacio Villarreal, aclara que cultivar la yaca no es una tarea agrícola fácil, pues, aparte del riego, es una planta que florece mucho y hay que podarla constantemente.
“La fruta suele darse por racimos de dos y tres cada uno, pero cuando no se cuida adecuadamente suele caer del árbol y ya no puede ser utilizada”, asegura.
El henequén, por ejemplo, es una planta que requiere de un mínimo de siete años para hacer el primer corte de la penca, las naranjas entre dos y tres años y en el caso de la yaca el periodo es de dos a tres años como máximo.
Cetina, conocido como Coyuch, indica que en los meses de julio y agosto la planta está llena de frutos y se presume que en un periodo de tres meses más —para octubre o noviembre— podrá levantarse la cosecha.
No obstante, su conocimiento y experiencia dice que será en unos años más cuando se dé una siembra bastante productiva y redituable, pues cada vez es mayor el número de gente que la consume, creyendo en sus propiedades de curación.
“No es magia, no es algo que quite las enfermedades, pero parece ser que ayuda y por eso en los mercados tiene salida”, apuntó.
Le atribuyen cualidades. En la zona sur de Yucatán suelen trabajar los yerbateros y curanderos, quienes conocen los nombres originales de las plantas que pueden ser utilizadas para aminorar padecimientos, y en los últimos meses han incluido a la yaca como una alternativa más dentro de sus remedios.
Tal es el caso del curandero de Oxkutzcab, Dionisio Dzib Pat, de 65 años, quien relata que desde joven —a los 25 años— aprendió de sus padres y abuelos el manejo de diferentes yerbas para curar el insomnio, los cólicos, la gastritis, la diarrea, el colesterol, y en algunos casos extremos hasta males como el reumatismo y la osteoporosis, entre otros padecimientos.
Dzib Pat, como varios yerbateros de la región, asegura que la yuca ayuda a las personas que padecen diabetes, presión alta y colesterol.
“Esto ha ocasionado que mucha gente más la pida y crea en sus propiedades curativas”, señala Pat y agrega que “lo malo es que aún no se siembra masivamente en Yucatán, por lo que hay dificultades para conseguirla”.