Tapachula.— A sus 73 años, doña Carlota se ha dado a la labor de rescatar, curar y mantener a 15 perros que ha encontrado en las calles y que sufren diversos padecimientos, tarea que no es fácil y para la cual requiere de mucho dinero que no tiene, por lo que pide ayuda en redes sociales para juntar fondos que ayuden a su causa, lo cual es complicado.
Esta mujer, quien vive en Tapachula, desde hace 24 años se dedica a rescatar lomitos enfermos y maltratados que fueron abandonados en las calles de esta ciudad, ubicada a unos 20 kilómetros de la frontera con Guatemala.
Doña Carlota frecuentemente hace llamados en su página de Facebook, Fundación Piluchita, que tiene más de mil seguidores, en la que ruega por ayuda para alguno de los perritos: “Me siento triste, nadie quiere apadrinar a Tigresita para su tomografía y el tratamiento del gusano del corazón”, señala en su publicación más reciente.
En entrevista, Carlota García recuerda que desde niña sentía mucho amor por los perros y su mamá le permitía tenerlos en casa.
Desde hace 24 años, su casa la convirtió en refugio para los animales maltratados que ella rescata de la calle y muchos con diversos padecimientos, algunos incluso sobrevivientes de cáncer, lo que la ha llevado a adquirir deudas por casi 10 mil pesos con una veterinaria.
Actualmente, en la vivienda de Piluchita viven 15 perros y hay ocho más que llegan a comer en la puerta de su casa.
Doña Carlota hace rifas, vende ropa, zapatos, trastos, muebles, chácharas y todo lo que le donen para recaudar fondos.
Además de acudir al rescate de los perros, llevarlos a la veterinaria para sus tratamientos, bañarlos, curarlos y alimentarlos, también se da tiempo para apapacharlos y demostrarles el gran amor que siente por ellos.
Asegura que, en respuesta, la manada se porta bien, no pelean y se acercan a ella para acariciarla con sus patitas.
Una de sus protegidas es Paloma, una perrita criolla adulta, color negro y que padece inflamación de bazo.
También está Princesa, una perrita french poodle blanca, la cual también fue tratada de gusano del corazón, al igual que Hugo, otro perrito criollo; ambos esperan con paciencia su turno, entre sus compañeros, para que doña Carlota les regale un apapacho.
Todos los perritos que viven en la Fundación Piluchita son tratados con cariño. Todos, antes de llegar, sufrieron maltrato ya sea por otros dueños o en las calles, donde muchos fueron abandonados.
Junto a la mujer adulta mayor, los animalitos luchan para vivir a pesar de la indiferencia y la falta de apoyo de las autoridades y de la sociedad, que hacen oídos sordos a las súplicas de la mujer.
“A veces me pongo a llorar y digo: ‘Señor, no veo que la gente de verdad ame a los animalitos, para mí ellos son mis hijos, son mi alegría’”, señala la noble mujer, quien invita a que le compren los boletos para sus rifas o donen dinero para los medicamentos que requieren los perros.
“No importa que pasemos hambre, pero ellos son felices conmigo, si ustedes supieran cuánto yo sufro por ellos, yo les hablo y les digo que quisiera darles el mejor alimento, son tan agradecidos que por amor ni siquiera se quejan”, asegura Carlota.
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