Monterrey.— Con un mural en el que destaca el rostro de Brenda Damaris González Solís —desaparecida y asesinada hace ocho años, sin justicia hasta el momento— y 73 velas que representan igual número de víctimas de feminicidio registradas de enero a septiembre de este año, la Asamblea Feminista del estado busca visibilizar este problema.

La tasa de asesinatos a mujeres ubica a esta ciudad en el primer lugar nacional y al estado en el tercer puesto en el país, a pesar de que desde el 18 de noviembre de 2016 se declaró una alerta de violencia de género en cinco municipios.

El mural fue realizado en tres días por feministas de la entidad, en colaboración con Maricarmen, una artista de la Ciudad de México, y fue inaugurado el pasado 23 de septiembre, explicó Liliana López, integrante de la Asamblea Feminista de Nuevo León.

La pieza nació con la intención de hacer un memorial para las víctimas de desaparición forzada y visibilizar los feminicidios.

Violencia extrema

El caso de Brenda Damaris es especial porque abarca los dos fenómenos de violencia extrema registrados en Nuevo León contra las mujeres: feminicidio y desaparición.

Feminicidio y desaparición tiñen de negro a Nuevo León
Feminicidio y desaparición tiñen de negro a Nuevo León

Ese día llamó a su familia para informarle que los agentes de Tránsito iban en camino, pero se cortó la llamada y desde entonces nada se volvió a saber de ella.

Un año después, las autoridades entregaron a su madre, Juana Solís, una bolsa de plástico negra, en la que —le dijeron— estaban los restos de su hija.

Le pidieron que los sepultara y que no investigara. Los familiares enterraron los restos, pero no pusieron el nombre de Brenda Damaris en la lápida porque tenían dudas de que realmente fuera ella.

Doña Juany, madre de la víctima, se unió al grupo de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León (Fundenl), en el que comenzó a luchar para que se hiciera justicia en el caso de su hija y en los de otras víctimas de desaparición.

López aseveró que con el apoyo que dio el colectivo a la exigencia de Juana Solís, se logró la primera exhumación independiente para que se hicieran nuevos análisis a los restos que, según las autoridades, eran de Brenda Damaris y estaban sepultados en el panteón del ejido Icamole, municipio de García.

El 10 de septiembre de 2014 se realizó la exhumación por parte de Franco Mora, miembro del equipo peruano de antropología forense, y del mexicano Joel Hernández Herrera, ambos reconocidos como peritos con certificación de la Corte Internacional de La Haya.

El 16 de febrero de 2015, Fundenl dio a conocer que los análisis de ADN realizados por el Laboratorio Bode Technology de Washington, Estados Unidos, bajo la supervisión de Gobernanza Forense Ciudadana, confirmaron que los restos correspondían a Brenda Damaris.

No obstante, dijo López, “la joven asesinada y su familia siguen sin justicia, porque hasta hoy no hay personas procesadas por su desaparición y feminicidio”, pese a que se tiene documentada la presencia de dos oficiales de Tránsito de Santa Catarina en el lugar donde estaba el automóvil en que viajaba la joven, y el vehículo presentaba al menos cinco impactos de bala.

Por lo anterior, los colectivos feministas consideraron muy significativo el caso para denunciar la falta de acciones concretas a fin de frenar los feminicidios y los casos de desaparición, además de plantar su exigencia de justicia sin revictimizar a las mujeres y a sus familias.

López aseguró que hasta el día en que realizaron el mural había 73 casos de víctimas de feminicidio registrados; sin embargo, a la fecha se contabilizan 96, a dos semanas de que concluya el año.

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