Oaxaca. - A 17 días de que Josué Díaz G. y otros tres oaxaqueños perdieron la vida en un tráiler abandonado en una carretera local en San Antonio Texas, finalmente autoridades de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) anunciaron la repartición de los cuerpos.
Para la familia de Josué, ha sido una pérdida que cada día de espera inagotable se hace más grande. Hoy, por fin, les confirmaron el
traslado del cuerpo de su familiar, pero sin darles mayores datos o información precisa, por lo que se mantienen incrédulos ante la noticia.
A través de este medio, previamente la familia de Josué había solicitado a las autoridades no prolongar más su sufrimiento y exigieron que se agilizara la entrega de los cuerpos de los cuatro oaxaqueños.
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Fuentes allegadas al caso informaron a EL UNIVERSAL que serán los cuerpos de Josué, originario de Santa María Tlahuitoltepec, en la zona mixe de la Sierra Norte, y de Mariano, de San Felipe Usila, comunidad de la Cuenca del Papaloapan, los primeros en llegar a sus comunidades, para ser velados.
Sobre los cuerpos de los otros dos jóvenes fallecidos, ambos originarios de San Miguel Huautla, en la Mixteca, aún no se cuenta con fecha.
La tarde de este martes Luz Velasco, pareja de Javier, otra de las víctimas, confirmó a este medio que nada sabía sobre la repatriación del cuerpo y que las autoridades no se habían comunicado con ella.
De las cuatro personas originarias de Oaxaca, dos eran de San Miguel Huautla, en la región Mixteca: Marco Antonio V., y Javier F., también figura Josué D., de Santa María de Tlahuitoltepec, Sierra Norte; y Mariano S., de San Felipe Usila, de la Cuenca de Papaloapan.
De acuerdo con un conteo realizado por El Universal, las muertes de migrantes de Oaxaca por intentar cruzar la frontera hacía Estados Unidos suman más de 70 de 2018 a la fecha; en lo que va del 2022, ya son 11 personas las que han perdido la vida en búsqueda de una mejor vida.
“Cuando una persona se va es porque no tiene dinero. La mayoría consigue prestado para irse, con amigos o familiares, para poder pagar los gastos, lo que es bastante dinero”, dice uno de los familiares de Josué, desde la Sierra Norte.
Mientras que los pobladores de Cerro Verde, comunidad enclavada entre los cerros, en la Mixteca de Oaxaca, de donde son Javier y Marco, coinciden que los jóvenes emigran para darle una mejor vida a sus familias.
“No hay trabajo más que puro campo, por eso, por la necesidad, por buscar una mejor vida, por eso la gente se va”, asegura Epifanio López Hernández, tío de Javier.
Los vecinos de Cerro Verde señalan que son pocos los jóvenes que migran, y cuando se van, tardan en regresar. En la comunidad, de unos 100 habitantes, apenas se sobrevive del campo y de la elaboración de artesanías con palma que además es mal pagada.
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