Tucson, Arizona.- No hay veladoras o flores ni osos de peluche afuera del Diamond Children’s Medical Center en Tucson; tampoco hay cadenas de oración ni abrazos solidarios afuera del hospital pediátrico. Hay silencio, mucho, que solo se rompe con los enlaces televisivos en vivo de los reporteros. La calma tan insólita ante la tragedia de la familia LeBarón aturde.
Al sur de Arizona, la atención está centrada en la política. Es la noche de un martes electoral donde se confirma el triunfo de la primera alcaldesa latina en la historia de Tucson y se derrota la propuesta para esta ciudad en santuario migrante, pocos saben que cinco niños mexicoamericanos que sobrevivieron a una masacre entre Chihuahua y Sonora, que están aquí luchando contra heridas de bala y traumas impensables; particularmente a su edad.
"Ellos siguen peleando por su vida cada minuto”, dijo Leah Langford-Staddon, familiar de las víctimas en una iglesia cercana al hospital. “Lo que pasó nos deja sin palabras, es espantoso”, agregó.
Langford es una de las pocas personas que se atreve a hablar de la situación de sus sobrinos; los demás familiares tienen miedo. Entran y salen silenciosos del hospital, pasan desapercibidos, algunos ni siquiera se asoman a la calle. Hablan por teléfono quedito y escogen bien las palabras, temen que los asesinos vuelvan, ataquen y los maten; les espanta la idea de pensar que sus declaraciones pongan en riesgo a los suyos en México. Por eso evitan las cámaras, pero responden a las llamadas y los mensajes de texto.
“Es muy fuerte lo que pasó, muy triste, muy difícil, es muy difícil para uno asimilarlo y más para los niños, ¿qué se les dice para calmarlos cuando vieron morir a su madre?”, expresó por teléfono una tía de los menores que prefiere quedar en el anonimato. “No hay palabras, no, no, no, no las hay”.
Emboscada a la familia LeBarón
Lo que a ellos les cuesta expresar es la masacre que sucedió en una carretera entre Sonora y Chihuahua, México, el lunes por la mañana. En una emboscada -que el gobierno mexicano adjudica al crimen organizado-, tres mujeres y seis niños fueron asesinados a sangre fría, con ráfagas de balas.
“Los niños están sumamente traumados y heridos”, aseguró Alex LeBarón , familiar de las víctimas. “Pasaron horas solos, así fueron encontrados, solos con los cuerpos de sus madres tirados a un lado de ellos”, añadió.
Los menores heridos fueron transportados por el Ejército Mexicano hasta la frontera con Estados Unidos, por Agua Prieta-Douglas; después fueron trasladados en helicóptero hasta el hospital pediátrico.
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En recuperación
A pesar de que las autoridades mexicanas informaron que los menores habían sido llevados a un hospital de Phoenix, los familiares de las víctimas confirman que es en Tucson en donde están recibiendo tratamiento médico. Reportan a los niños estables y solo a uno en estado delicado pero fuera de peligro. No hay pormenores ni expedientes oficiales, solo las declaraciones de familiares, principalmente de México.
Las leyes de protección de información de salud de los pacientes son muy estrictas en Estados Unidos. El acceso al centro médico está restringido a los medios de comunicación y solo los familiares autorizados pueden conocer lo que consta en el expediente médico de los menores heridos. “No tenemos ningún detalle que compartir sobre este tema, les agradecemos su entendimiento”, escribió Becky Armendariz, portavoz del Diamond Children’s Medical Center en Tucson.
Sin embargo, de acuerdo con uno de los familiares de los niños, uno de los menores LeBarón tendría que ser sometido a una cirugía; según otro de sus parientes, la operación fue realizada exitosamente en Tucson. Nada oficial.
Del otro lado
Mientras los cinco niños siguen hospitalizados en compañía de su padre y tíos, los otros tres menores sobrevivientes de la masacre están en La Mora, en México, bajo el cuidado de sus tías y abuela. Devin, su hermano Jake y Faith, la bebé de Christina que salió ilesa del tiroteo, podría asistir al último adiós de sus madres, primos y hermanos.
Alex Lebarón, familiar de las víctimas, informó que la mayor parte de la familia está en La Mora honrando a sus difuntos. Indicó que el funeral está previsto para jueves 7 de noviembre a las 11:00 de la mañana.
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Dolor sin fronteras
El asesinato de las tres mujeres y los seis niños mexicoamericanos ha causado consternación mundial.
Los gobernadores de Arizona, Doug Ducey, y Sonora, Claudia Pavlovich, han trabajado por limar las asperezas políticas que dejó la SB1070, el boicot comercial y los estragos de la política a través de la creación de un corredor seguro, que podría verse debilitado con los hechos del lunes.
Luego de dar el pésame público y mostrar indignación por el brutal asesinato, el mandatario de Arizona les pidió a los residentes de su estado que obedecieran las alertas de viaje hacia el vecino estado del sur, incluso cuando él viajaba a Hermosillo para la reunión de la Comisión Arizona–México. Con esta tragedia, no sería suficiente un minuto de silencio desde el otro lado.
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hace eco a la advertencia. A través de las redes sociales, el primer mandatario le ofreció ayuda a su homólogo mexicano para que con las Fuerzas Armadas norteamericanas puedan erradicar al crimen organizado que, asegura, es también una grave amenaza para su país. Andrés Manuel López Obrador rechazó políticamente su propuesta y se limitó a dar el pésame por los estadounidenses acribillados en México y se comprometió a la búsqueda de la justicia.