Juchitán.— Los gritos de Jackson y Leonel distraen por momentos las conversaciones de los grupos de familias y amigos que sentados en el piso de cemento buscan la manera de sacudirse el calor. “¡Almuerzo, almuerzo!”, ofrecen estos jóvenes venezolanos entre la multitud que desborda el Centro de Movilidad Migratoria (CMM), de esta ciudad zapoteca, uno de los dos instalados por el gobierno de Oaxaca para agilizar el flujo de miles de extranjeros en tránsito que llegan al estado.
En platos de unicel, envueltos en bolsas de plástico transparente, ofrecen por unos pesos una pieza de chuleta de cerdo y un poco de arroz blanco: “Vendemos porque tenemos que reunir lo de los boletos del bus y porque aquí nadie del gobierno nos da comida ni agua para el baño”, señalan ambos jóvenes.
Pasan las 12 del día, con una temperatura estimada de 34 grados. Dos choferes prenden los motores de sus autobuses y los migrantes se arremolinan para abordar, mientras que desde las mesas de madera habilitadas como taquillas anuncian que aún hay boletos para la Ciudad de México y hacia la capital oaxaqueña.
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Andrea y su hija, también venezolanas, no se inmutan, sólo voltean para todos lados.
—¿No se van? ¿No van a comprar boletos?, se les pregunta.
—Todavía estamos juntando el dinero. No sabemos para cuándo, responde la mujer.
Ella y su hija llevan dos días en el centro de movilidad, donde se forman filas para todo, hasta para recargar la pila del teléfono móvil, pues sólo hay dos conectores múltiples, insuficientes para cientos de migrantes.
Como ellas, y los jóvenes que venden almuerzos, decenas de extranjeros no pueden seguir con su viaje por falta de recursos económicos para pagar los boletos de autobús. Eso los obliga a permanecer en el centro de movilidad y eso mismo es lo que va saturando este espacio.
De acuerdo con el gobierno de Oaxaca, han llegado cerca de 44 mil migrantes a este centro en sus tres semanas de operación y se observa que el flujo se ha estabilizado; mientras que suman 26 mil 332 en el de San Sebastián Tutla, lo anterior debido a que se han abierto corridas directas desde Juchitán a la Ciudad de México para quitarle presión al segundo. En total suman más de 70 mil los traslados a la fecha.
En los próximos días este centro será el único que opere, pues Jesús Romero López, secretario de Gobierno, anunció que el otro se suspenderá de manera temporal por las festividades de Día de Muertos a partir del 30 de octubre.
Insistió que los extranjeros no tienen intenciones de quedarse en Oaxaca, sino que buscan avanzar lo más rápido posible; no obstante, también reconoce que hay quienes no cuentan con los recursos para seguir y por eso en el centro de movilidad de la capital se ha recurrido a contratar a al menos 15 migrantes para limpiar las calles a cambio de un pago de hasta 200 pesos diarios, a los que se suman los que son empleados por vecinos en ambas ciudades.
“La verdad es que es una oleada de gente que llega a solidarizarse con los migrantes (….) incluso hay personas que les ofrecen trabajo para poder juntar su pasaje y que ellos puedan seguir su curso”, afirmó.
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No alcanza el agua, temen enfermedades
Entre la multitud, la queja recurrente es la falta de agua, aunque las autoridades dicen que entre ellas y los transportistas adquirieron una bomba nueva para suministrar el líquido. Pese a ello, los extranjeros denuncian que los baños móviles no están limpios.
Además, la basura se ha convertido en otra amenaza, pues a pesar de que las autoridades aseguran que todos los días un camión recoge los desechos, alrededor del centro y enfrente de unos 100 puestos de comida, la basura se acumula.
Desde que se abrió este espacio, a diario unos 70 migrantes son atendidos bajo los andenes del edificio que alberga a unos dos mil más, en un pequeño consultorio médico del IMSS-Bienestar. La causas principales son problemas estomacales, respiratorios y llagas en los pies.