Guadalajara.— En el ejido Palos Altos, ubicado en los municipios de Cuquío e Ixtlahuacán del Río, , la se resiente desde hace un año, cuando las lluvias llegaron tarde y fueron pocas, lo que provocó merma en las cosechas de maíz, pues el grano no adquirió el suficiente peso.

Para sembrar este año, la mayoría ha decidido hacerlo dos semanas después de lo que normalmente era, porque el temporal parece venir tarde y la tierra no guardó suficiente humedad.

“Como no llovió mucho el año pasado, no reventaron los veneros, no se llenaron bien las presas, la gente no llenó bien sus tanques y la humedad en la tierra está más profunda, entonces muchos vamos a sembrar para las últimas dos semanas de mayo esperando que caiga el agua en junio”, dice Marcelina, campesina local.

Quienes tienen ganado han comenzado a venderlo porque los tanques y aguajes están prácticamente vacíos y en esta época, en la que no hay agostaderos, se les alimenta con forrajes y pasturas resecas, que provocan que los animales consuman mucha más agua; una sola vaca puede tomar entre 80 y 100 litros de agua al día, refiere la mujer.

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En Lagos de Moreno, cerca de un millar de productores lecheros se manifestaron el pasado 3 de mayo para exigir un mejor precio por litro, pues la sequía también ha provocado el aumento en el costo de insumos para el ganado y a ellos las empresas que compran la leche les siguen pagando lo mismo.

“Calculamos que, para salir tablas, el precio debería ser de nueve pesos por litro, [pero] casi nadie lo paga a ocho pesos y muy pocos, a siete pesos. La mayoría va de los 6.50 a los 6.80 pesos.

“De los más de 100 mil ganaderos del estado, unos 15 mil o 16 son lecheros”, explica el presidente de la Unión Ganadera Regional de Jalisco, Adalberto Velasco Antillón.

En la Zona Metropolitana de Guadalajara aumentan las protestas por la falta de agua en más de 200 colonias y la estrategia implementada por los ayuntamientos y el Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIAPA) para paliar la situación con la distribución de agua a través de pipas es insuficiente.

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“Hace más de un mes solicité una pipa gratuita al SIAPA, pero no ha llegado, y cuando reviso mi reporte en internet dice que no procede porque el suministro se ha restablecido, pero en mi cuadra no cae ni una gota, aunque en otras sí está llegando poca, es muy desesperante esta situación”, dice Patricia, de la colonia Artesanos de Guadalajara.

Desde el 13 mayo, vecinos de Tabachines, en Zapopan, otra de las colonias que padece falta de agua, “tomaron” uno de los pozos de extracción del SIAPA para impedir el acceso como forma de protesta, pues mientras en sus casas no hay agua y no les surten con pipas, es de ahí de donde se obtiene el líquido para llevarlo a otras colonias.

La situación ya ha generado roces con habitantes de otros puntos de la ciudad que han llegado hasta ese sitio para agredir a los integrantes del plantón.

La explicación del gobierno de Jalisco al problema de desabasto es que hay una grave sequía en la entidad, por lo que se solicitó una declaratoria de emergencia al gobierno federal.

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La mañana del 15 de mayo, una tormenta se extendió por el Área Metropolitana de Guadalajara y, ante la desesperación por la falta de agua, muchas personas abrieron sus tinacos y sacaron cubetas para captar un poco.

El problema real

Valentina Davydova, investigadora de la Universidad de Guadalajara, confirma que en todo el estado hay sequía y que en 70% del territorio las condiciones son severas o incluso extremas, pero aclara: “La sequía es un fenómeno natural, pero el desabasto de agua se genera por la mala administración que se le ha dado durante los últimos 20 o 30 años”.

Señala que la sequía es cíclica y la actual está relacionada con el ciclo solar, que se repite cada 11 o 12 años; la última fuerte observada fue en 2012, y la que se vive hoy viene desarrollándose desde hace al menos 18 meses.

“El problema es que cada vez el tipo de sequía es más intensa y llega a ser severa o extrema en algunas regiones.

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“Las condiciones de cambio climático han generado sequía más frecuente, de mayor duración y más intensa. La sequía actual no es la de estiaje, pues inició hace dos años con un leve déficit del régimen de lluvias, lo que provoca menos humedad en el suelo, menos escurrimientos y menos niveles en las presas”, dice.

Pero insiste en que el desabasto de agua se debe a una mala gestión, a una distribución inequitativa y a que se han vaciado reservas que podrían abastecernos en tiempo de estiaje. En febrero pasado, el gobernador del estado, Enrique Alfaro, advirtió que para marzo habría problemas de abasto de agua en la Zona Metropolitana de Guadalajara debido a la desecación de la presa Elías Chávez, que aporta hasta 14% del consumo para la ciudad; sin embargo, Davydova se pregunta por qué se actuó tan tarde.

“El monitor de sequía que está en la web del Servicio Meteorológico Nacional se creó para la toma de decisiones desde 2005 y es parte de un proyecto internacional del monitoreo de sequía en América del Norte, es información disponible y de alta calidad, con criterios homologados, pero parece que los políticos la ignoran, y si se ignora entonces no se pueden tomar decisiones correctas”, considera.

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Recuerda que la responsabilidad también recae en los municipios, pues son los encargados de dotar de agua potable y drenaje a los ciudadanos: “En la Zona Metropolitana de Guadalajara la tubería data de los años 70 y ninguna garantía puede asegurar que después de 50 años la red sea óptima; se reconoce que entre 30% y 40% del agua para la ciudad se pierde por daños en la red”.

Considera que Conagua hace un mal manejo del agua al garantizar el abasto a la industria y no a las personas: “La sequía nos afecta mucho; no podemos culpar a la naturaleza cuando la causa es una mala administración”.