Chilpancingo.— Reporteros de esta ciudad protestaron en la delegación de la Fiscalía General de la República (FGR) y en el Palacio de gobierno de Guerrero para exigir seguridad para sus compañeros de Iguala, quienes fueron amenazados de muerte por organizaciones criminales.

Alrededor de las 11:00 de la mañana, reporteros protestaron para demandar al fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero; al presidente, Andrés Manuel López Obrador, y al gobernador, Héctor Astudillo Flores, seguridad a los periodistas de Iguala y garantías para ejercer el periodismo en Guerrero.

En la delegación, Jacob Morales, integrante de la Asociación de Periodistas del Estado de Guerrero (APEG), exigió a los gobiernos federal y estatal que detengan la violencia que ha aterrorizado desde hace una década a Iguala y a toda la región norte.

El reportero Jesús Saavedra consideró que la amenaza que sufrieron los compañeros de Iguala es demasiado grave, porque en ese municipio se ha documentado la complicidad entre organizaciones criminales y autoridades, así como la letalidad de la violencia, como cuando desaparecieron y asesinaron a normalistas de Ayotzinapa en 2014.

Los reporteros denunciaron que en Guerrero no está garantizada la libertad de expresión; en cambio, dijeron, hay zonas donde periodistas han tenido que dejar sus municipios por amenazas y acoso por parte de autoridades y organizaciones criminales.

Ejemplificaron el caso de Chilapa, donde —hace unos años— reporteros tuvieron que salir por la violencia y ahora no hay ningún medio local.

Este año, la violencia alcanzó a la prensa: el 2 de agosto fue asesinado a balazos el reportero Pablo Morrugares Parraguirre, junto con su escolta, un policía estatal que lo cuidaba como parte de las medidas cautelares asignadas tras un atentado que sufrió. Días después, hombres armados atacaron a balazos las oficinas y talleres del Diario de Iguala, donde también se imprimía el Diario de la Tarde de Iguala, donde trabaja Morrugares Parraguirre.

El último hecho de violencia contra la prensa ocurrió el 5 de octubre. Varios reporteros recibieron mensajes de texto y llamadas amenazándolos de muerte.

En los mensajes recibidos les exigieron que dejaran de cubrir la violencia que ocurre en el municipio, si no, les advirtieron, les pasaría lo mismo que al reportero Morrugares Parraguirre.

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