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Exigen freno a tala masiva de selva para obras del Tren Maya; advierten riesgo para acuífero subterráneo

Organizaciones y colectivos señalaron que el inicio de los trabajos y el desarrollo de un proyecto de tal magnitud sin estudios, evaluación, ni autorizaciones ambientales, supone un riesgo para el equilibrio ecológico de la región

Foto: Cortesía de colectivo de ONGs en Riviera Maya
03/03/2022 |17:05Adriana Varillas / Corresponsal |
Adriana Varillas
Corresponsal en Quintana RooVer perfil

Cancún.-

Ante la tala masiva de selva iniciada por el gobierno federal en el , de Cancún a Tulum , colectivos, organizaciones civiles y particulares exigieron que paren “las acciones de devastación” que comprometen recursos naturales de alto valor, especialmente el acuífero subterráneo.

La veintena de organizaciones y colectivos señaló que el inicio de los trabajos y el desarrollo de un proyecto de tal magnitud, sin estudios, evaluación, ni autorizaciones ambientales, supone un riesgo para el equilibrio ecológico de la región, especialmente para el , que constituye la gran reserva de agua de la zona.

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Quintana Roo

carece de ríos supeficiales, pero goza de la red de ríos subterráneos más grande del mundo. Estos afluentes corren por cavernas –algunas a poca profundidad– y conecta con el mar y con el recurso hídrico del resto de la Península de Yucatán, cuyo suelo kárstico se asemeja al de un queso gruyere, como suelen explicarlo especialistas en esa materia.

Esa conexión con el mar hace que los impactos adversos al acuífero –como la contaminación– abarquen a todos los recursos costeros, entre los que se encuentran las playas, la duna costera, los manglares, los pastos marinos y por supuesto los arrecifes de coral que, en conjunto, engloban el sustento económico del estado, al ser el principal atractivo de los millones de visitantes que arriban al estado anualmente.

Hoy mismo la Secretaría Estatal de Turismo (Sedetur) informó que el 2021 cerró con el arribo de 14.8 millones de visitantes, de los cuales, más de 13 millones fueron turistas, dejando una derrama económica de 10 mil 806 millones de dólares. Las cifras eran superiores antes de la pandemia por Coronavirus, que desplomó la actividad turística.

Además, el macizo coralino no es cualquier arrecife, pues forma parte de la gran cadena coralina denominada Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), que inicia en Quintana Roo y se despliega por Belice, Guatemana y Honduras.

Mediante un comunicado de prensa, las organizaciones, colectivos y particulares que suscriben las denuncias, señalaron que la devastación de la selva, sin autorizaciones, ni permisos, además de constituir una violación al marco legal ambiental, es también “una grave violación al derecho humano de toda persona a un medio ambiente sano, así como al derecho al agua de las personas habitantes de la zona”.

Especificaron que se están violentando el artículo 4o de la Constitución mexicana, la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA), los objetivos 13 y 15 para el Desarrollo Sostenible adoptados por la Asamblea General Agenda 2030 y tratados internacionales suscritos por México.

“La devastación que se efectúa tierra adentro también afectará el Arrecife Mesoamericano y la Reserva de la Biosfera del Caribe Mexicano, por la conexión entre ríos subterráneos y el mar, ambas protegidas por acuerdos internacionales para su preservación.

“Parece que México va en sentido contrario al respecto, más al tocar uno de los bastiones de mayor fuente de riqueza boscosa tropical, biodiversidad y el Gran Acuífero de nuestra nación”, indicaron.

Tal y como lo hicieron desde el 14 de febrero pasado, en una carta abierta, solicitaron al presidente, Andrés Manuel López Obrador, resarcir el daño ocasionado a la vida silvestre, cultural e histórica, ocasionado por las obras del Tren Maya.

También, respetar lo que establece la LGEEPA, la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable (LGDFS), la Ley General de Vida Silvestre (LGVS), la Ley de Aguas Nacionales, los Reglamentos de Cuevas, Cenotes y Cavernas de Solidaridad y Tulum, y demás normatividad aplicable al proyecto.

Expusieron que en la selva de Quintana Roo existen 114 especies de mamíferos terrestres –entre ellas el jaguar (Panthera onca)– de las cuales más del 46 por ciento dependen directamente de las cuevas y cenotes para su refugio y abastecimiento. De esas 114 especies, cerca de 54 son murciélagos.

“La selva en Quintana Roo cuenta con mil 492 especies de plantas vasculares, 810 especies de hongos, 483 especies de aves, 106 especies de reptiles, 22 especies de anfibios, 89 especies de peces dulceacuícolas y una gran cantidad de fauna endémica de ambientes subterráneos, con algunas especies en peligro de extinción, protegidas por las normas nacionales e internacionales como la anguila ciega (Ophisternon infernale)”, se enlistó.

Entre las organizaciones firmantes se encuentran el legendario Grupo Ecologista del Mayab (GEMA), con más de 35 años de trabajo en la entidad; el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), Cenotes Urbanos, Voces Unidas por Puerto Morelos, MOCE Yax Cuxtal, Centinelas del Agua, Jaguar Wildlife Center, la Red de Formadores Socioambientales, y la Asociación de Prestadores de Servicios Acuáticos de la Riviera Maya (APSA)

También Flora Fauna y Cultura de México, Pasión por Playa, las cooperativas turísticas de Playa del Carmen y del Mar Caribe, el Sindicato de Buzos del Caribe, entre otros.

Entre los cálculos que han hecho estas organizaciones, con base en un estudio realizado en la selva del Jardín Botánico “Alfredo Barrera”, se estima que en 500 metros cuadrados existen hasta 440 árboles, palmas y arbustos, lo que significa que al hacer la equivalencia en la nueva traza del Tren Maya, se perderían un promedio de 8 millones 736 mil ejemplares en 120 kilómetros de selva.

“Aunado a ello, se suman los impactos al patrimonio histórico, al sistema de cuevas y más importante aún al Gran Acuífero Maya, todo ello parte del patrimonio natural de los Quintanarroenses. Así mismo, el levantamiento del tramo sin contar con un estudio técnico, pone en riesgo la riqueza arqueológica, paleontológica y biológica que resguarda el territorio”, sostuvieron.

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afcl/cls

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