“Estoy segura de que mi hija está viva”, señala Catalina Castellanos Cruz, quien no cesa la búsqueda de su hija mayor, Andrea Itzel, vista por última vez el 17 de enero en su casa ubicada en la calle del Calvario, Santiago Suchilquitongo, Etla, en los Valles Centrales de Oaxaca.
La madre de familia, en entrevista con EL UNIVERSAL, recuerda que el 28 de enero pasado autoridades reportaron el hallazgo de restos humanos en un paraje de Suchilquitongo, pero Catita, como le llaman su familia y amigos, está convencida de que no es el cuerpo de su hija.
“Este no es el momento de dejar de buscar”, subraya.
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La fiscalía informa a esta casa editorial que las investigaciones continúan. Mientras se hacen los estudios dentales de los restos encontrados, pruebas que, detallan, son tardadas, la madre de familia pide que no se afirme que se trata de Andrea.
El portal de Violencia Feminicida, del Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad, contabiliza 51 mujeres desaparecidas en lo que va de 2023 en Oaxaca. Independientemente de los resultados que les entreguen las autoridades, Catalina y su esposo pedirán pruebas particulares, pues sospechan que el hallazgo de los restos humanos en el paraje cercano a la población será usado como excusa para “dar carpetazo” al caso de su hija.
“Queremos hacer otro estudio porque queremos estar seguros del resultado y ya estamos en trámites para ello”, acota Catalina, quien ha tenido varios encuentros con la fiscalía, incluso, dice, le han asegurado que esos restos son de su hija; sin embargo, los avances en la investigación son escasos.
Explica que cuando los restos fueron encontrados no les permitieron verlos y el personal de la fiscalía y cuerpos de seguridad comenzaron a recabar información: “Los restos no los hemos visto, promovimos un recurso para que nos permitan observarlos y reconocerlos”, precisa.
El último día
Andrea Itzel cursaba el bachillerato y para que continuara sus estudios, sus padres tomaron la decisión de trabajar ambos.
Catalina sale a las 5:20 horas de su casa todos los días para ir a trabajar en una empresa del parque industrial de la zona, donde también labora su esposo: “Para nosotros eran días normales y ese mi hijo regresó a clases de la secundaria donde estudia”, recuerda.
El 17 de enero por la tarde, cuando la madre de familia volvió a casa, Andrea no estaba. Inmediatamente preguntó por ella y la buscó. A los cinco minutos volvió su hijo, quien le respondió que cuando se fue a la escuela, ella se quedó acostada. Eran las 6:40 horas cuando su hermano la vio por última vez.
Catalina preguntó por Andy a su madre, quien vive a unos 100 metros. También preguntó a vecinos, conocidos y amigos de su hija sin respuesta: “Queremos saber quién se la llevó porque una persona no puede desaparecer así, sin dejar rastro”.
Poco tiempo después, la familia se puso en contacto con el síndico municipal, quien le recomendó esperar 24 horas y envió una patrulla para hacer rondines; no obstante, los servidores públicos revictimizaron a la joven, respondiendo que seguramente “se fue con el novio”.
A medida que pasaba el tiempo, la preocupación de Catalina aumentaba, por ello decidió grabar un video para pedir ayuda: “La última ropa que ella usó fue una chamarra negra, una playera blanca, un pantalón de mezclilla negro y tenis negros”, explica en la grabación.
Desde ese momento se implementaron recorridos por la población y al otro día Catalina acudió a la fiscalía a realizar la denuncia. Recuerda que cuando publicó el video en redes sociales, compartió sus números personales y fue víctima de extorsión en repetidas ocasiones.
Los números fueron reportados a la fiscalía y la dependencia verificó que están vinculados con hechos de extorsión. Desde entonces, las diligencias ante la dependencia han sido constantes. Una vez que se cumplieron 72 horas de la desaparición, se emitió la ficha de búsqueda.
El 22 de enero, con ayuda de las autoridades municipales de Suchilquitongo, se reunieron con personal estatal, el cual se compromete a realizar brigadas de búsqueda; no obstante, es la comunidad la que hace esa labor.
Los restos
Menos de una semana después aparecieron restos en un lugar donde ya se había buscado. A Catalina no le permitieron revisar esa zona. Ella sospecha que ahí no pudo haberse descompuesto un cuerpo, pues no hay olor que lo indique: “Es una esperanza más para nosotros, aunque la fiscalía asegura que los perros y los animales pudieron devorarlo, que en un día y medio, cinco perros pueden acabar con un cuerpo”, comenta.
La ropa que presuntamente fue hallada en el lugar no es de su hija; aún así, una trabajadora de la fiscalía le aseguró que se trataba de ella: “Quién se creen, se supone que deben realizar su trabajo, tener empatía y no hacer comentarios incómodos para los demás”, señala Catalina.
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