Torreón.—

Las lluvias registradas en los últimos días en Torreón han sobrepasado los 230 milímetros de agua , que es más de la cantidad promedio que llueve en todo el año en la ciudad, lo que ha provocado la evacuación de más de 200 familias, informaron autoridades estatales.

Ayer, sólo en la colonia Santiago Ramírez , 80 familias fueron evacuadas debido que el agua se metió a las casas y la colonia quedó como una enorme piscina. En las calles el agua llegó hasta el metro de altura, por lo que personal de los tres órdenes de gobierno ayudó a desalojar a la gente.

Sergio Lara

, secretario del ayuntamiento, advirtió que la Laguna de Regulación estaba a tope y existía el riesgo que se desbordara, por lo que colonias como Santiago Ramírez, Lázaro Cárdenas y Ampliación Lázaro Cárdenas estaban en latente peligro.

Asimismo, Protección Civil de Coahuila, en coordinación con la Comisión Nacional del Agua , informó que los municipios de Matamoros y Viesca se encuentran en riesgo por la crecida del nivel del río Aguanaval, por lo cual, a través del Ejército , se está invitando a la población cercana al afluente a que evacuen la zona. En la colonia Santiago Ramírez muchos se negaron a desalojar sus casas por miedo a la rapiña y permanecieron a la espera que les llevaran víveres.

En varias viviendas, a las que tuvo acceso EL UNIVERSAL , se observó el agua casi al tope de las camas, mientras que en las calles el agua llegó hasta la cintura de la gente.

Sólo escuchó un tronido.

El viernes por la noche, María del Carmen Yáñez, de 74 años, escuchó el tronido de sus paredes de adobe, ¡crack! y entonces sonó más fuerte el golpe de la lluvia sobre su vivienda.

Un pedazo de su casa, en la colonia Santiago Ramírez, se desmoronó como si fuera de cartón a causa de las fuertes precipitaciones.

“Quedé asustada, el tronido se escuchó bien feo y me fui con una hija”, relata la señora que dice tener 40 años viviendo en la misma casa. “En 40 años nunca había pasado. Ya sólo me quedé con un cuartito chiquitito y la cocina”, platica María del Carmen.

La mujer menciona que cuida a sus nietos cuando su hija se va al trabajo, pero ahora prefirió salirse de su casa por miedo a que todo colapse.El sábado sacó su colchoncito para que cupiera con sus nietos, de nueve y cinco años, mientras su hija trabajaba, pero decidió que ya no es seguro seguir bajo ese techo medio demolido.

“El colchón lo levantamos y lo metimos a la cocina, la tele ahí está en medio, tenemos miedo que se vaya a caer todo. Está todo mojado”, narra la señora.

“¿Dónde voy a acostar a mi familia?”

“Cuál cama me queda, dónde voy a acostar a mi familia”, pregunta Jorge Sánchez y muestra el interior de su vivienda en la colonia Santiago Ramírez, donde el agua de los últimos días que ha provocado una emergencia en Torreón, cubre las camas, colchones, muebles y hasta el excusado.

En esta casa viven seis personas y aquí, platica Jorge, ha pasado 23 años de su vida. Y en 23 años, es la segunda vez que mira una situación de inundación como ésta. “La naturaleza siempre va a ganar, nunca había llegado hasta el tope”, dice y camina entre el agua sucia.

A su familia ya la sacó y la llevó a casa de una hermana, en la entrada de la colonia, donde el agua también entró pero no se convirtió en una alberca como la de Jorge. Jorge, dentro de su casa en penumbras, señala todo lo que se echó a perder, señala también dónde estaban algunas cosas que ahora están bajo el agua.

“Aquí vivía mi suegra, pero murió y nos dejó la casa. Uno tiene la necesidad de vivir aquí pero cada año son problemas, aunque nunca como ahora”, relata.

Jorge dice que le da tristeza ver sus pertenencias bajo el agua. “Son pérdidas que te duelen, que te duelen hasta el alma, son un futuro, son cosas que hiciste”, platica.

Pero dice que no puede llorar porque como padre tiene que brincar, ser el soporte y proveer.

No llorar, pérdidas que te duelen hasta el alma, son un futuro, son cosas que hiciste. “Te da tristeza, ganas de llorar, pero te amarras. No queda de otra que luchar”, añade.

Jorge considera que toda esta zona debería ser reubicada porque la planeación y el drenaje están en mal estado y no soporta las lluvias. “viene y hacen obras pero sólo es chuparle el dedo a la gente”.

Cuando Jorge termina de mostrar su casa con el agua hasta la cintura, pregunta: “¿A dónde meterías a tu familia, qué harías?”.

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