Chiapa de Corzo.— Para este Día de Muertos, el retorno de las almas será guiado con los colores y aromas de la flor de cempasúchil, que las familias de este Pueblo Mágico cultivan en sus parcelas.
Como parte de las tradiciones de la región, esta flor será colocada a manera de camino en las ofrendas y las tumbas, donde el próximo 1 y 2 de noviembre vivos y fallecidos compartirán en una velada realizada en el panteón entre la noche y madrugada.
Durante la vigilia, familiares de los difuntos aguardan con bebidas y bocadillos típicos; además lo harán con ritmos y cadencias de la marimba.
“Con gran devoción, la gente llega a velar a sus muertos; les preparan el camino con flores de cempasúchil y velas encendidas para que no pierdan el sendero”, cuenta José Emilio Gómez, quien se dedica al cultivo de la flor de cempasúchil.
Este 2022 el “regreso” será especial. Tras las restricciones que en los últimos dos años dejó la pandemia de Covid-19, los productores de la flor de tonalidades naranja y amarillo esperan que este año sea de mejores ventas.
En la parcela de José Emilio, la flor está a punto de corte para los clientes que acuden a adquirirla, y otra parte de la cosecha la lleva al mercado San Juan de Tuxtla Gutiérrez para su reventa.
El cultivo de José Emilio es orgánico y regado con agua de pozo que se extrae de las vertientes próximas al río Grijalva, que rodea la ciudad vecina de Tuxtla. En entrevista, el agricultor destaca las bondades del cempasúchil: “No requiere químicos, tampoco cuidados excesivos. Es una flor noble, casi silvestre”.
Según narra, los preparativos para la siembra empiezan a mediados de julio, el día de la virgen del Carmen, con la elaboración del almácigo, y su trasplante es 20 días después. Durante los siguientes dos meses se espera que crezca bien, con riego constante y el cuidado para que no la dañen insectos ni roedores.
La siembra de cempasúchil en la cabecera municipal y poblados como El Amatal, Nandaburé y 20 de Noviembre viene de la tradición, la familia, de amigos y vecinos “que cosechamos esta flor que nos une con los seres queridos que se adelantaron en el camino”, comenta José Emilio.
“A quienes nos gusta la agricultura y las creencias de nuestro pueblo, asegura, seguimos manteniendo viva esta tradición para que no se pierda y se enseñe a los hijos”.
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