Ciudad Juárez.— “La rafia la estamos trabajando con los dedos y con ello estamos trabajando las emociones, los sentimientos, porque lo que queremos es la pacificación del país; que ya no haya tanto odio, tanto rencor, tanto resentimiento”, expresa Hilda Elisa Ávila López, hermana de César, un hombre originario de Ciudad Juárez, víctima de desaparición forzada desde hace 11 años, en Fresnillo, Zacatecas.

Hilda forma parte del colectivo Sangre de Mi Sangre.

Actualmente, familiares de personas víctimas de la violencia y desaparición forzada que forman parte de este colectivo trabajan en tejer cadenas con rafia en color rojo, con lo cual buscan representar el dolor y la sangre que se ha derramado en el país.

La mujer asegura que tejer estas cadenas le ha ayudado a sanar las emociones que no había podido curar desde que su hermano desapareció.

“Me ha servido mucho, incluso cuando la gente me pregunta que para qué es, cuál es el propósito, y respondiéndoles, me ha ayudado a sacar todo”, explica en entrevista con EL UNIVERSAL.

Hace unos días, integrantes de este colectivo —que también reúne al grupo Familias Unidas por la Verdad y la Justicia en Ciudad Juárez— se unieron para avanzar en el tejido de la mancha que se mostrará este martes 30 de agosto, por la conmemoración del Día Internacional de las Víctimas de la Desaparición Forzada.

La desaparición

César Avila López desapareció en El Tule, en el municipio de Fresnillo, Zacatecas, el 7 de febrero de 2011. Se lo llevaron hombres que llegaron a buscarlo.

Hilda relata que su hermano tuvo que dejar su natal Ciudad Juárez a raíz de la masacre ocurrida en Villas de Salvárcar, el 30 de enero de 2010.

“Mi hermano se fue de Juárez. Él nació aquí y vivía aquí. Él se fue de aquí porque su hijo fue testigo de lo de Villas de Salvárcar, y ahí murió otro de mis sobrinos [Carlos Lucio Moreno Ávila]. Andaban juntos y en esa fiesta uno de mis sobrinos murió y el hijo de mi hermano César sólo fue el susto, pero a raíz de eso y de las investigaciones, de toda esa violencia que se vivía, la familia decidió irse a Zacatecas”, cuenta.

Explica que se decidieron por Zacatecas porque los suegros de su hermano le prestaron una tienda que tenían allá para que pudiera salir adelante; sin embargo, seis meses después, César se dio cuenta de que lo seguían.

“Le comenzó a decir a su esposa que lo andaban siguiendo y no sabía quiénes eran; mi cuñada no le hizo caso. Quince días antes de su desaparición volvió a decirle, me andan siguiendo y no sé quiénes son”, recuerda.

Se lo llevaron cuando estaba en un rancho, propiedad de un familiar. “Acababa de llegar. No tenía ni 10 minutos cuando llegaron muchas camionetas y directamente preguntaron por el dueño del carro”, y se lo llevaron.

“Yo saco las conclusiones que a él se lo llevaron porque traía las placas de su carro del estado de Chihuahua y tenía seis meses viviendo allá y si lo andaban siguiendo por los placas, y se preguntaban [quienes lo seguían] si en Zacatecas hay cárteles y en Chihuahua hay cárteles, yo me imagino que esa es la investigación que ellos hicieron y por lo que se lo llevaron”, dice Hilda.

Señala que, a 11 años, las autoridades no tienen ningún avance en el caso. Incluso dice que cuando la familia va a preguntar, las autoridades les preguntan a ellos qué han encontrado.

Gracias a que Hilda laboraba, desde antes de la desaparición de su hermano, como voluntaria en el Centro de Derechos Humanos Paso del Norte, se logró crear el colectivo Familias Unidas por la Verdad y la Justicia. El caso de César fue el primero que llegó por desaparición forzada

Tejiendo por la paz

Ahora la mujer busca expresar su sentir por los más de 11 años que lleva buscando a su hermano, con la iniciativa del colectivo Sangre de Mi Sangre.

Señala que su propósito es formar parte de una gran protesta silenciosa, que inició en Guadalajara y que planean que termine en el Zócalo de la Ciudad de México, donde se despliegue un gran tapete de rafia roja, que represente la sangre.

“Es un proyecto de los familiares de víctimas de la violencia o desaparición en el país, pero también podría decirse que prácticamente de toda la población de México que estamos en contra de tanta violencia, tanta deshumanización y tanta sangre derramada. Desde que el expresidente Felipe Calderón declaró la guerra contra el narco, ha muerto muchísima gente, se ha derramado mucha sangre y hasta la fecha no ha bajado la cifra”, expone.

Explica que con esta acción los colectivos que se unen en el país buscan dar a conocer al pueblo mexicano su enojo, su grito de molestia y de dolor ante los hechos que ocurren día a día.

“Prácticamente estamos diciendo ya estamos hasta la madre de tanta sangre en feminicidios, en desapariciones, en tortura de muchas formas”.

Según relata, fue el colectivo Hilos en Guadalajara el que inició esta acción en el país, y en Ciudad Juárez se empezó a realizar por iniciativa de Hilda, quien decidió llevarlo a la frontera.

Actualmente son más de 40 personas las que se han unido al tejido y siempre están en busca de más personas que deseen juntar fuerzas con ellos, ya sea para tejer o para juntar rafia y hacer crecer el proyecto.

Hoy, en el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, los integrantes de distintos colectivos marcharán de la Catedral de Ciudad Juárez al parque Borunda, y en el trayecto exhibirán a la comunidad la mancha de sangre que van formando las familias en esta frontera.