Quien anda como agua para chocolate en Zacatecas, nos cuentan, es el alcalde de Fresnillo Saúl Monreal Ávila (Morena), porque su municipio encabezó la encuesta de percepción de inseguridad del Inegi, por lo que culpó a la Federación y al gobierno estatal de la ola de violencia y miedo en la localidad, y de que, prácticamente, dejaron solo a su terruño. Nos indican que don Saúl se autonombró como portavoz de los fresnillenses para exigir al gobernador Alejandro Tello Cristerna (PRI) y al presidente Andrés Manuel López Obrador que asuman su responsabilidad y den resultados a la brevedad, además de que amagó con convocar a una marcha por la paz, junto con la sociedad civil, para presionar. ¡Qué tal!
El pachangón del exfuncionario
Desde Hidalgo, nos platican que tremenda molestia causó entre sus vecinos José Antonio Bulos Salomón, exfuncionario del DIF nacional y exdirector del Registro del Estado Familiar, porque cuando está más crítica la pandemia y el llamado a no realizar fiesta, organizó el pasado fin de semana un pachangón, con un centenar de amigos, que duró toda la noche en la colonia Real de Minas. Nos dicen que los vecinos sólo veían llegar una tras otra las camionetas de lujo a la casa de don Antonio y, a pesar de varios reportes, la policía brilló por su ausencia, porque, nos comentan, al parecer el exfuncionario federal y estatal tiene algunos contactos para echarle la manita. ¡Uff!
¿Habrá escisiones en Morena?
En Baja California Sur, nos comparten que se avizoran aguas turbulentas y fisuras en Morena por la disputa de candidaturas, en especial por la “joya de la corona”: la alcaldía de Los Cabos, el motor económico de la entidad. Nos relatan que, por un lado, el PT —aliado de Morena— impulsa al exdiputado local y federal Ernesto Ibarra Montoya (PT), mientras que otro grupo apoya a Óscar Leggs Castro, exdelegado de Cabo San Lucas, pero también está la alcaldesa Armida Castro Guzmán (Morena), quien quiere la reelección, impugnó la coalición con los petistas y denunció que violentan sus derechos políticos. Sin embargo, nos cuentan que, recientemente, doña Armida se fue a tomar un cafecito con el líder del PVEM, Alejandro Tirado Martínez. ¿Será que analiza un “plan B”?
Exhiben abandono de ediles
Nos comparten que, en San Luis Potosí, a ocho meses de que concluya la administración panista en la capital del estado, la inseguridad sigue siendo un flagelo sin control, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Urbana del Inegi, que la coloca en el cuarto lugar entre las ciudades con mayor percepción de inseguridad en el país. Nos refieren que, en marzo de 2019, 76.5% de sus habitantes percibía que su municipio era inseguro, pero en un año esa cifra se incrementó más de 10 puntos porcentuales, al ubicarse en 87% en diciembre de 2020. Seguramente por eso, nos dicen, de manera constante los potosinos reclaman a su alcalde interino, Alfredo Lujambio Cataño (PAN), y a su antecesor, Xavier Nava Palacios (PAN), que este tema se les ha salido de las manos.