Puebla.— Atender los niveles de inseguridad, pugnas entre grupos delincuenciales, falta de confianza en autoridades, lo que lleva a un alto índice de linchamientos; así como indicadores de marginación y, sobre todo, la reconciliación política, son parte de los retos que enfrentará el gobernador electo de Puebla, el morenista Alejandro Armenta Mier.
Con cinco gobernadores en ocho años, la muerte de tres liderazgos políticos (dos del PAN y uno de Morena), la prioridad —establecen los investigadores universitarios Roberto Ignacio Alonso Muñoz y Claudia Ramón Pérez— es la estabilidad política del estado.
Puebla pasó por un gobernador de menos de dos años, José Antonio Gali (2017-2018), con el cual se homologaron las elecciones; posteriormente, en una reñida y violenta elección, triunfó la panista Martha Erika Alonso, quien semanas después de tomar protesta como gobernadora murió en un accidente aéreo, junto con el senador, cabeza de grupo político y su esposo, Rafael Moreno Valle.
Tras la muerte de ambos políticos, el Congreso del estado designó como gobernador interino al priista Guillermo Pacheco Pulido, quien estuvo en el cargo cerca de un año para abrir paso a una elección extraordinaria en 2019, en la que resultó ganador el morenista Luis Miguel Barbosa Huerta, quien murió en diciembre de 2022 sin terminar su mandato.
Ante el fallecimiento de Barbosa, el Poder Legislativo nombró gobernador sustituto al expriista y morenista Sergio Salomón Céspedes, quien concluirá su mandato este sábado, fecha en la que rendirá protesta Alejandro Armenta Mier.
Estabilidad política y seguridad
En términos de procedimientos o del estilo de gobernanza, afirmó el coordinador de la licenciatura en Ciencias Políticas e Innovación de Democracia de la Universidad Iberoamericana campus Puebla, Roberto Ignacio Alonso Muñoz, el principal reto será la estabilidad política.
“De 2018 a la fecha podemos enumerar hasta seis gobernantes, incluyendo a Armenta que cerrará 2024. Es conocida esta inestabilidad por diferentes razones y me parece que se esperaría ya una administración que dure los seis años y que pueda poner una impronta propia, con un estilo de gobierno que sea democrático”, comentó.
El especialista consideró que otro problema con los gobiernos de Morena es que, si bien son obtenidos con amplia legitimidad y un bono democrático incuestionable, no se han caracterizado por un ejercicio democrático del poder de la autoridad.
“Y a eso llamaríamos legitimidad de desempeño y me parece que a eso está llamado Alejandro Armenta, un político joven que llega a buena edad a gobernar el estado y podría romper con una inercia de legitimidad en el origen, pero poca legitimidad en el desempeño”, manifestó.
Además, mencionó que es necesario que la nueva administración reconozca a los diferentes interlocutores que hay en el estado, no sólo a los actores políticos de la órbita del gobernador entrante, sino también a los de opositores, liderazgos sociales, académicos, colectivos, mujeres, familias de personas desaparecidas, y dejar atrás la política contenciosa y confrontativa de Miguel Barbosa.
El especialista señaló que el nuevo mandatario deberá enfrentar elementos o problemas estructurales y emergentes, como la inseguridad que, si bien es un conflicto nacional, en Puebla han aumentado diversos delitos y para hacerle frente a este escenario de violencia y mayor presencia del crimen organizado se ha recurrido a la estrategia de la militarización.
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“Eso despierta algunas alertas y envía señales preocupantes en el entendido de que no ha ayudado esta militarización (...) a disminuir los homicidios, al contrario, viene acompañado de una mayor violencia y graves violaciones a los derechos humanos y este es uno de los focos que deberá atender”, alertó.
En materia económica, recordó que, si bien es cierto que en la capital y zona metropolitana no es evidente la marginación y pobreza, en el resto del estado hay una inequidad en las condiciones de los habitantes que reclaman que su gobierno tenga mayores resultados en este plano.
Alonso Muñoz detectó además problemas emergentes, como la reciente demanda de transportistas para aumentar el costo del pasaje público y la privatización del agua potable a través de una concesión señalada de una mala administración del servicio que es necesario recomponer.
Linchamientos y normalidad democrática
Uno de los principales temas a atender, expuso la investigadora de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), Claudia Ramón Pérez, es la seguridad, con diferentes desafíos y aspectos, entre ellos el robo de combustibles o huachicol, robo de autopartes y de transporte público, además de la falta de confianza en autoridades que llevan a los linchamientos.
“Un elemento son los linchamientos, Puebla es una de las entidades donde los ciudadanos no se sienten respaldados por las instituciones de justicia y los lleva a tomar medidas por mano propia y esto es muy delicado, es un elemento que hay que atender”, manifestó.
La politóloga consideró como un foco rojo la inseguridad que va aparejada a luchas internas entre grupos de la delincuencia, de ahí la necesidad de avanzar a planes metropolitanos para blindar a la ciudadanía ante este tipo de amenazas.
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“Otro de los elementos importantes es el tema de los niveles de desigualdad y pobreza, si revisamos índices podemos darnos cuenta de que, si bien el último año ha habido avances al salir de los últimos lugares, debe atenderse el tema de la desigualdad y pobreza, hay que impulsar una dinámica de crecimiento económico para que se pueda superar la media nacional en términos de desarrollo”, destacó.
Un punto relevante, recuerda Ramón Pérez, es la normalidad democrática que debe conseguirse luego de la polarización que sufrió Puebla y que desde su punto de vista, el gobernador saliente ha llevado a cabo la labor de ir reconciliando sectores.
“Puebla ha tenido varios gobernadores en poco tiempo, con crispación, polarización e incluso que no hubiera desarrollo, tiene que dialogar con los diferentes sectores (…) tiene experiencia en eso el nuevo gobernador y me parece que las pautas que ha establecido el gobernador saliente permiten que se pueda avanzar en ello”, comentó.
El gobernador entrante, prosiguió la especialista, se enfrenta a un reto muy grande: vencer tentación autoritaria que al tener mayoría en el Congreso quiera que se aprueben ciertas leyes pasando por encima de voces opositoras.
“Uno de los argumentos que he encontrado es que dicen: somos mayoría y sí tienen la mayoría de los votos emitidos, pero en una democracia las minorías tienen voz y ese es uno de los retos más importantes”.