El estudio « Caminos Rurales , una historia de atraso y potencialidad», fue elaborado por Alejandro Alegría Matus y Miguel Ángel Santibáñez de Ethos Laboratorio de Políticas Públicas

Los caminos rurales pueden detonar el desarrollo de las comunidades y, por lo tanto, elevar la calidad de vida de sus habitantes. A nivel internacional, está demostrado que muchos países han utilizado a éstos para contrarrestar la pobreza en poblaciones distantes. En México representan el 56 por ciento de la red nacional de caminos, más de la mitad de las vías terrestres del país, y relacionan a 210 mil localidades por todo el territorio nacional. Sin embargo, presentan una grave situación de abandono y falta de atención.

Ethos Laboratorio de Políticas Públicas elaboró el estudio «Caminos Rurales, una historia de atraso y potencialidad», en el que los investigadores Alejandro Alegría Matus y Miguel Ángel Santibáñez analizaron la problemática de los caminos rurales, que podrían ser un gran elemento para solucionar el aislamiento de las comunidades apartadas, e incluso convertirse en un pilar del crecimiento y del desarrollo económico.

Ethos detectó cinco principales problemas que frenan el desarrollo de los caminos rurales:

1. No existe un diagnóstico actualizado y detallado sobre los caminos rurales. Un elemento fundamental para una mejor planeación de la inversión es conocer con detalle la ubicación geográfica, la extensión y, sobre todo, la condición de los caminos rurales. Esta información permitirá una mejor selección y priorización de los proyectos.

2. La falta de transparencia estatal y municipal impide conocer la magnitud de los esfuerzos propios por atender el problema. A pesar de que la responsabilidad de construir y conservar caminos rurales corresponde a los gobiernos estatales, la inexistencia de información sobre el presupuesto asignado o los proyectos financiados no permite evaluar en qué medida cumplen con sus atribuciones y qué tan eficientes son.

3. La Federación, ya sea a través de programas federales o del gasto federalizado, es quien más recursos destina a caminos rurales, aun cuando es una responsabilidad local. De acuerdo con la Auditoría Especial de Gasto Federalizado, realizada en febrero del 2018 por la Auditoría Superior de la Federación, las transferencias federales significaron, en promedio, el 84 por ciento de los ingresos estatales. En lo que se refiere a los municipios, los recursos transferidos por la Federación representaron el 71 por ciento de sus recursos totales. En este sentido, resulta poco probable que exista inversión significativa para la atención de caminos rurales por parte de estos dos órdenes de gobierno con recursos propios.

4. Los municipios ejercen una mayor cantidad de recursos en caminos rurales, en comparación con lo que invierten las entidades federativas. Entre 2014 y 2018 los municipios invirtieron 759 por ciento más en caminos rurales que los estados, quienes priorizan otro tipo de obras.

5. Los Fondos y Programas Federales que atienden los caminos rurales presentan áreas de oportunidad en materia de transparencia. La opacidad o existencia de datos de mala calidad está presente en todas las etapas de la gestión de los caminos rurales, desde la selección y priorización, hasta la conclusión de la obra. Incluso, no se conocen los efectos de la inversión realizada en caminos rurales. Esta falta de transparencia imposibilita evaluar el desempeño del gobierno, así como identificar la discrecionalidad en la toma de decisiones.

En el estudio, los investigadores de Ethos Laboratorio de Políticas Públicas, señalan que si bien los resultados de su investigación revelan que el panorama general respecto a los caminos rurales es preocupante, también se debe señalar con toda claridad que sí existe oportunidad para corregir.

Para realizar una mejora sustancial, se requiere una planeación adecuada que supere la tendencia de toma de decisiones de corto plazo y tome en cuenta el mediano y el largo plazo, señala el estudio, y agrega que esto tiene que ver también con una toma decisiones de política pública basada en un diagnóstico nacional de necesidades y en la situación de los caminos rurales.

Además, puntualizan que dicha solución exige que el marco legal haga explícitas las responsabilidades de cada uno de los tres órdenes de gobierno para que puedan intervenir concertadamente.

El estudio muestra ejemplos de como en otros países los caminos rurales han sido motores de desarrollo económico. De acuerdo con la Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial (IFC por sus siglas en inglés), los casos más notorios son los de Perú, en donde la creación y mejora de 20 mil kilómetros de caminos rurales entre 2006 y 2015, contribuyó de manera sustantiva a la reducción de la pobreza, al pasar de 49 a 22 por ciento. En la India un estudio demostró que por cada millón de rupias (22 mil dólares) invertidos en caminos rurales, 163 personas pudieron salir de la pobreza.

Otro caso relevante es el de Vietnam, donde se encontró una clara relación entre el nivel de actividad económica y la extensión de la red de caminos rurales. Se calcula que, por una unidad de inversión, el valor de la producción agrícola aumentó tres. En Bangladesh, la mejoría de los caminos incrementó en 11 por ciento el consumo per cápita y 27 por ciento los sueldos agrícolas. También se calcula que la pobreza extrema cayó entre 5 y 7 por ciento y que hubo un aumento en la escolaridad infantil.

En México se detectó que los caminos rurales tienen un gran potencial poco explotado hasta ahora y es que camionetas y camiones ligeros pueden circular como máximo a 20 km/hr por las malas condiciones de la mayoría de éstos.

Sin embargo, si se contara con un camino rural con un revestimiento en buen estado, la velocidad se incrementaría a 35 km/h y se podrían reducir hasta en un 37 por ciento los costos generalizados de viaje, principalmente refacciones, combustible y tiempo de traslado. Dicha reducción aumenta la movilidad de la población y la disponibilidad e intercambio de productos.

En este sentido, el estudio señala que los caminos rurales repercuten en una mejor distribución de las mercancías y en el desarrollo de actividades primarias como la agricultura, ganadería, pesca, silvicultura y minería.

Tales afirmaciones, los investigadores de Ethos las basan en estudios del Instituto Mexicano del Transporte (IMT), el cual afirma que, de no realizarse trabajos de conservación en los caminos rurales, de manera periódica y oportuna, se generan consecuencias negativas. La American Association of State Highway and Transportation Officials, coincide con éstos y afirma que por cada dólar invertido en mantener una carretera en buen estado evita que se gasten entre 6 y 14 dólares más adelante para rehabilitar o reconstruir esa misma vía una vez que se ha deteriorado significativamente.

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