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Escasean en Acapulco agua y alimentos; ordeñan gasolina

Rapiña da pie a asaltos a casa-habitación en colonias damnificadas por el huracán; Ejército y GN toman control de seguridad en varias zonas

Hay gente que pasa hasta cuatro horas formada para extraer de forma ilegal gasolina de las estaciones de servicio y poder llenar un garrafón de 10 litros. Foto: Valente Rosas / El Universal
28/10/2023 |01:00
Manuel Espino
Reportero de la sección NaciónVer perfil

Acapulco.— Tras el aumento de la rapiña y el inicio de robos en casas de la periferia, el Ejército y la Guardia Nacional tomaron el control de la seguridad en diversas zonas de Acapulco, principalmente sobre la Costera Miguel Alemán, la más emblemática del puerto.

Sin embargo, en las colonias de la periferia la situación se agrava porque la población se queja de la falta de agua, comida y apoyo por parte de las autoridades.

Un bombero que atendía un incendio en el tercer piso de una plaza comercial aseguró a EL UNIVERSAL que de la rapiña se está pasando al robo a casa-habitación, por lo que consideró que las autoridades de los tres niveles de gobierno deben actuar rápido para contener el caos, porque después vendrán asaltos, incendios, abusos sexuales y asesinatos.

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Ante este tipo de situaciones de emergencia, dijo, “el rebelde interno” de las personas sale, ya que se vieron vulneradas ante un fenómeno natural. “Ya hemos tenido como cuatro o cinco reportes de robo a casa-habitación en la periferia, principalmente en las colonias Zapata, Renacimiento, la Cuesta, así como incendios provocados.

“La última etapa en este tipo de situaciones es que se puede matar por un pedazo de pan o un celular, esa es la que sigue si no se contiene ahorita todo”, advirtió.

Tal como lo señaló el bombero, hasta la costera bajó la señora Miriam Zamudio para denunciar el cierre de calles en diversas colonias debido a los robos en las casas.

“Vivo en las Cruces y todo Hogar Moderno, todas las calles, están cerradas porque se están metiendo a saquear todas las casas. Todas las gasolinerías las están saqueando también”, reportó desesperada.

Y en efecto: en un recorrido realizado por este diario se constató que centenares de personas se aglomeran en las gasolinerías inoperantes para extraer el combustible, como si fueran huachicoleros.

A pesar del riesgo, hacen largas filas por unos litros de combustible sin importar que pueda ocurrir una tragedia, como sucedió en Tlahuelilpan, Hidalgo, en 2019.

En tanto, muchas personas caminan sobre la costera buscando comida en los establecimientos saqueados y, algunos, a sus familiares. Tal es el caso de la señora Martha Ovando, quien llorando deambula por el puerto pidiendo ayuda para poder localizar a su hija, Rosa María Serrano Ovando, y a su nieto Fernando León González Serrano, porque desde que golpeó el huracán no tiene noticias de ellos. Viven en la colonia Icacos.

Entre el caos y la desesperación hay familias que también entierran a sus muertos, que al momento suman 27, según el gobierno federal, pero muchos tienen dudas.

Arcelio Quiroz Vázquez denuncia que en la colonia Icacos murieron dos personas por los efectos del huracán Otis, y desde el miércoles las autoridades no han realizado el levantamiento de los cuerpos.

Asimismo, turistas varados en la costera de Acapulco claman ayuda a las autoridades para poder regresar a la Ciudad de México. Se quejan de la falta de apoyo y de que los albergues no existen, por lo que algunos están en las calles.

Destrucción por todas partes

Otis devastó Acapulco; es inhabitable. Desde el poblado de La Venta hasta Pie de Cuesta la fuerza de Otis fue implacable. De punta a punta se reproduce casi nítida la misma imagen: desolación, desesperación y destrucción.

En el camellón del asta Bandera, grupos de personas amontonados con el celular en lo alto intentan obtener un poco de señal. Que salga o entre un mensaje de WhatsApp o, en el mejor de los casos, una llamada. “Sólo quiero que me digan que están bien, eso es todo”, dice un hombre que está en el camellón.

En estos días se puede caminar horas sólo por un mensaje de texto, pero lo peor es que lo hacen en busca de alimentos y agua.

A más de 48 horas del paso de Otis comienza la escasez de alimentos y, con ella, la desesperación. Todos los supermercados, Oxxos, farmacias y tiendas de conveniencia están vacías. Ninguna autoridad ha impedido los saqueos, incluso algunos se han dado a la vista de policías y soldados.

Hasta ayer no se han habilitado comedores comunitarios, tampoco se ha informado sobre el reparto de ayuda humanitaria.

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