Sólo queda en la especulación que la muerte o desaparición de policías en 2017 tengan vínculos con la disputa violenta que se vivió entre los grupos de Joaquín Guzmán Loera y Dámaso López Núñez.

El director de la Policía Estatal Preventiva de Sinaloa, mayor del Ejército en retiro, Carlos Alberto Hernández Leyva, dijo: “Se les hace fácil aventar la carrocería” a los elementos de las diversas corporaciones, sin entender que éstos andan en las calles expuestos a agresiones. Señaló que de los agentes asesinados, tres formaban parte de su corporación, sin que se conozca que en las carpetas de investigación abiertas se tengan indicios o pruebas de conductas inadecuadas.

La Fiscalía General del Estado aún no concluye las investigaciones de los homicidios del comandante Jesús “N”, Felipe “M” y Juan “A”, por lo que se desconocen los móviles, no se puede hablar de que su muerte tiene nexos con la delincuencia.

Observó que la situación que se vivió el año pasado, cuando se desató una disputa violenta entre los dos grupos, no implica necesariamente que la muerte de policías o desapariciones estén ligadas. “Se entiende el dolor de las familias de policías caídos o en calidad de desaparecidos”, pero no se puede hablar sin elementos de prueba, de que priva en sus casos una conexión con los grupos de Guzmán Loera o Dámaso López.

Sinaloa —explicó— tiene problemáticas de violencia de distinta índole, por regiones, que van desde el tráfico de drogas, robo de vehículos, ganado, gasolina, entre otros delitos, que se ha vuelto común, que todo mundo amenace a los policías de diversos rangos y corporaciones, desde mujeres que son sancionadas por faltas administrativas o de vialidad, hasta quienes aducen pertenecer a grupos delictivos.

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